Un mapeo incompleto del riesgo sísmico en el país dicta los requisitos para la construcción de edificios y pone en peligro a la población de al menos 657 municipios, 26.6% del total del país, de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Refiere que en 21 de estos 657 municipios el riesgo se multiplica aún más, pues los dos fenómenos —suelos blandos y peligro de deslizamiento— se suman a la alta y muy alta sismicidad de la zona.
Se trata de los municipios de Frontera Comalapa, Huixtla, Pijijiapan, en Chiapas; San Miguel Tlacamama, Santa Inés del Monte, Santa María Xadani, San Pedro Coxcaltepec Cántaros, Santiago Yaveo y San Pedro Tapanatepec, en Oaxaca; Ahuehuetitla, Tecomatlán y Tepexi de Rodríguez, Puebla; Hidalgotitlán, Jesús Carranza, Minatitlán, Playa Vicente y Tehuipango, en Veracruz; Azoyú, en Guerrero; San Quintín y Mexicali, en Baja California, y Mascota, en Jalisco.
El organismo advierte que la regionalización del peligro sísmico en el país, que proporciona información y requisitos mínimos para la construcción de edificios, sólo es aplicable a estructuras construidas en terreno firme y deja de lado los efectos de los sismos en suelos blandos, que amplifican el movimiento.
En la información básica de peligros naturales que proporciona para cada uno de los municipios del país, el Cenapred explica que el riesgo sísmico está clasificado de acuerdo con el Manual de Obras Civiles de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) Capítulo Diseño por Sismo, el cual divide al territorio nacional en cuatro zonas: A, B, C y D, que van de baja sismicidad a muy alta.
“Básicamente se determinaron en función de la sismicidad propia de cada región. A esta clasificación se le conoce como regionalización sísmica y tiene como objetivo principal proporcionar la información necesaria para fijar los requisitos mínimos que deben seguir los proyectistas, diseñadores y constructores en las edificaciones y otras obras civiles, de tal manera que éstas resulten suficientemente seguras ante los efectos producidos por un sismo”, señala el Cenapred.
Sin embargo, alerta que esta regionalización aplica para estructuras construidas en terreno firme, ya que “no se toma en cuenta el fenómeno de amplificación del movimiento sísmico por efecto de suelos blandos, cuestión que puede ser decisiva para el peligro sísmico de algunos lugares (la caracterización es muy regional), como el caso de Ciudad de México, en donde la amenaza sísmica es extraordinariamente grande debido al tipo de suelo, ya que la violencia del movimiento varía de un lugar a otro”.