Por Rogelio Rodríguez Rodríguez
En la actualidad, las metrópolis contemporáneas se encuentran frente a un complejo proceso de transformación y mutación de su dimensión urbano-territorial. La ciudad ha cedido su lugar a una dinámica metropolitana, la cual consiste en un factor de dispersión, fragmentación y multipolarización ante un proceso de mundialización que divide y separa, en lugar de reunir y relacionar.
Hay que reconocer que muchos de los grandes problemas sociales, económicos y políticos que se viven en el entorno global actualmente, impactan negativamente en las grandes ciudades y/o metrópolis, generándose altos índices de marginalidad urbana.
Lo que representa un reto para los gobiernos metropolitanos en el sentido de construir políticas públicas que permitan el acercamiento de los múltiples servicios que reclaman sus habitantes en las grandes urbes.
En este contexto podemos afirmar que, las metrópolis se han constituido como uno de los principales espacios territoriales en donde se llevan a cabo las más complejas y radicales transformaciones. Las reestructuraciones económicas, la globalización y las nuevas tecnologías ocasionan nuevas configuraciones urbanas y producciones espaciales. Todas las ciudades del mundo, en mayor o menor medida, presentan problemáticas relativas al empobrecimiento concentrado, desesperación humana, infraestructuras que se desmoronan, consumismo excesivo, vulnerabilidad ambiental, polución, congestión, enfrentamientos sociales, violencia e inseguridad, entre otras.
Frente a este problema de marginalidad urbana, se observa que las sociedades están buscando nuevas formas de adaptación ante las adversidades vividas en sus territorios, lo que se traduce en la creación de nuevos paradigmas con esencia de resiliencia social.
Organismos internacionales como la OCDE, OEA, UNESCO y la ONU, han realizado una serie de esfuerzos conjuntos por intentar que los países latinoamericanos alcancen mejores niveles de desarrollo, ejemplo de esto es la creación de la Agenda 2030, constituida por 17 objetivos para el Desarrollo Sostenible, donde la resiliencia es la clave para la aplicación de la Agenda y el intercambio de experiencias en la construcción de sociedades más resilientes.
Por ello, se hace necesaria una visión metropolitana integradora para superar los desafíos de las metrópolis y lograr con ello un crecimiento económico y organización territorial equilibrada.
Esta tarea necesita una visión sistemática en las 74 zonas metropolitanas que se integran en México, mediante acciones permanentes y articuladas para crear una cultura de transformación y adaptación metropolitana en el contexto ampliado.