Por IVÁN GONZÁLEZ* / @ivanglez07
En Chihuahua, desde enero del año pasado, el presidente seccional de Samalayuca, Javier Meléndez, le pidió al alcalde de Ciudad Juárez, Armando Cabada, un favor muy especial: que impulsara medidas urgentes para poder garantizar la seguridad de sus gobernados en esa región. ¿El motivo? Sólo cuentan con tres policías y una patrulla. Los problemas de inseguridad que se viven a diario en ese lugar están relacionados con el narcomenudeo, la drogadicción y el alcoholismo.
Ojalá que ese fuera el único caso en el país de ausencia de guardianes del orden, pero la realidad dista mucho de ello. Tan sólo un ejemplo que tuvo resonancia mundial: en Bavispe, Sonora, sí, precisamente donde integrantes de las familias Lebarón y Langford fueron cruelmente atacados, con un saldo trágico de tres mujeres y seis niños muertos, desde hace tiempo sólo cuentan con cuatro policías y tres patrullas.
Y, por si fuera poco, estos agentes tienen que repartirse. Un comandante y un policía para la cabecera municipal y otro uniformado para el poblado de San Miguel. Todo esto independientemente de que Fidel Alejandro Villegas, director de seguridad pública en Janos, Chihuahua, fuera detenido por este caso, debido a sus presuntos vínculos con la organización criminal de “La Línea”, considerada como el brazo armado del cartel de Juárez.
Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador puso el dedo en la llaga: informó que actualmente sólo la Ciudad de México, Quintana Roo y Tabasco cuentan con un número de policías locales superior a la proporción recomendada por los especialistas en seguridad. El problema es que esta situación se refleja en los altos índices delictivos en México. Tan sólo de enero a noviembre del año pasado, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública registró un total de 1 millón 860 mil 962 presuntos delitos, un promedio de 212 delitos cada hora.
En las tres entidades donde ocurre más de la tercera parte de todos los delitos (679 mil 694, lo que representa el 36.5% de los delitos a nivel nacional), el problema se acentúa. Se trata del Estado de México (309 mil 647 = 16.6%), la Ciudad de México (224 mil 369 = 12%) y Jalisco (145 mil 678 = 7.8%).
Politización de la seguridad
Una situación que ha agravado la situación de seguridad pública en México ha sido la politización del problema. Gobiernos van y gobiernos vienen, con alternancia en el poder. Los nuevos gobernantes, en los tres niveles de gobierno, suelen “barrer” con lo anterior e implementar nuevos modelos que en lugar de aprovechar los avances alcanzados por sus antecesores, desmantelan todo para empezar muchas veces de cero.
Uno de los casos más emblemáticos de los últimos años fue la desaparición de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, creada durante el gobierno de Felipe Calderón, y la integración de sus tareas a la Secretaría de Gobernación durante la administración de Enrique Peña Nieto. Con ello se desecharon prácticamente los logros obtenidos en la Plataforma México.
Y si bien, hubo algunos excesos en la implementación de ese modelo policial (como fue el caso de la detención de Florence Cassez, que originó un conflicto diplomático entre México y Francia), la lógica diría que los excesos denunciados no representaban un motivo suficiente como para desaparecer de un plumazo todo el sistema logístico.
Con este mismo razonamiento de “barrer todo lo anterior”, es que cada determinado tiempo nos presentan “ideas novedosas” que ya hemos escuchado desde hace muchos años, y que son novedosas únicamente para los políticos que van llegando al poder.
Ejemplo de esto son propuestas como bloquear las señales de los celulares en los centros penitenciarios, desde donde los delincuentes siguen extorsionando día con día a miles de personas, o la idea que es muy necesaria de profesionalizar a las policías municipales y estatales para poder retirar paulatinamente al Ejército de las calles. Planes que después de haberse anunciado con bombo y platillo, y después de haber fracasado, se vuelven a presentar como si nada, como si se tratara de la varita mágica que va a solucionar todo.
Un modelo transexenal
Lo que hace falta en México, entre otras cosas, es que los políticos de diferentes partidos y niveles de gobierno se pongan de acuerdo para implementar un sistema de seguridad pública que sea transexenal. Que no pueda sufrir modificaciones a capricho de los gobernantes en turno. Sería aplicar en la seguridad pública el mismo principio que ya se está viendo en el poder judicial y en varias fiscalías a nivel federal y estatal, con funcionarios cuya permanencia en sus cargos prevalece sobre la temporalidad de los gobernantes municipales, estatales e incluso del presidente de la República.
Necesitamos diputados, senadores y gobernantes a nivel municipal, estatal y federal, que impulsen medidas en materia de seguridad pública que vean mucho más allá de la próxima elección.
La inseguridad que se vive en el país actualmente es un tema que nos preocupa a todos, y sólo con el trabajo en conjunto de todos nuestros representantes en el gobierno es como podría tener un principio de solución.
*Conductor y reportero de Noticieros Televisa, comentarista de libros en la primera emisión de Enfoque Noticias.