Cuando el turista llega a Izamal, Yucatán, se nota el brillante color amarillo en todas las casas y edificios principales de este hermoso Pueblo Mágico, también conocido como “La Ciudad Amarilla”, lo que lo hace un lugar digno de un cuento.
Cuando llegaron los españoles, la ciudad estaba abandonada y se desconoce con certeza las razones de su olvido. Como en otros lugares en México, sobre sus ruinas y templos se construyeron conventos cuya belleza, más allá de la historia que los antecede, son dignos de admirar.
El color amarillo llegó a este municipio con las haciendas ganaderas que durante el México independiente pasaron a ser parte del conjunto que integró la agroindustria henequenera, vigente durante un siglo y medio para posteriormente formar parte de todas las edificaciones de esta pequeña ciudad.
Pero también sobresale el color rojo, si se visita la pirámide Kinich Kakmó, que además es la tercera más grande de México y permite tener una vista panorámica de la ciudad.
Los mayas creían que el Dios Kinich bajaba al mediodía cuando el sol está en pleno para quemar y purificar los sacrificios o las ofrendas. En tiempos pandémicos el pueblo acudía con ofrendas para Kinich Kakmó porque pensaba que el sol regía sobre la salud.
Izamal también es gastronomía
El Mercado Municipal o Mercado de Zamná, ubicado en Calle 30 por 31 en el Centro de Izamal, permite a los turistas comer frijol con puerco, chaya con huevo, puchero de gallina, queso relleno, panuchos, pipián de venado, papadzules, longaniza, cochinita pibil, pibes y tamales.
Estos platillos se podrán disfrutar acompañados de xtabentun, balché, bebida de anís, pozol con coco o una fresca bebida de horchata.