El Estado de México cuenta con nueve pueblos mágicos que ofrecen experiencias únicas como volar en un globo aerostático sobre la pirámide de Teotihuacán, o practicar deportes extremos como parapente, en Valle de Bravo, y senderismo en Malinalco.
Y el arte culinario también se hace presente en la comida prehispánica, como los escamoles, gusanos de maguey, chapulines y las deliciosas quesadillas de huitlacoche en San Martín de las Pirámides.
Al norte, sur, este y oeste, el Estado de México cuenta con hermosos lugares que llenan el espíritu de grandes momentos, lo que hace de la entidad un lugar obligado para turistas nacionales y extranjeros.
Para un fin de semana, Aculco brinda sus peñas y cascadas, como “La Concepción”, misma que corre por una calzada de columnas basálticas.
Peto también, viajar al pasado minero es posible al visitar El Oro, municipio que cuenta con patrimonio arquitectónico y donde, además, elaboran tradicionales esferas y la bebida conocida como Chiva.
Pero si lo que el viajero busca es relajación, Ixtapan de la Sal es, sin duda, sinónimo de descanso y salud, gracias a sus aguas termales, clima cálido y rutas para recorrer en bicicleta.
El turismo de aventura que ofrece Malinalco permite acampar a más de 35 metros de altura en “La Gruta”, una formación natural que permite apreciar hermosos paisajes.
Mientras que Metepec abre sus puertas para convivir con la modernidad y la tradición, en el sitio conocido como cuna del Árbol de la vida y Tepotzotlán brinda un encuentro con el ícono del estilo barroco del Siglo VXIII, el Museo Nacional del Virreinato.
El turismo siempre va acompañada de sorpresas propias de cada región, y los pueblos mágicos no son la excepción, con precios accesibles, lugares cómodos y agradables para estar en familia, con los amigos o la pareja.