No es por aguarle las cuentas a nuestro señor presidente, pero las advertencias de la Organización Mundial de la Salud sobre la ineficacia de las vacunas actuales para combatir las nuevas variantes del Covid-19, y la posibilidad de que la “cepa mexicana” sea de mayor peligro a la británica, brasileña y sudafricana, pueden echar abajo se plan de vacunación.
Es decir, el millón de biológicos anunciado por Andrés Manuel López Obrador para llegar esta semana y los convenidos para la segunda mitad de febrero podrán tener limitantes para otorgar la inmunidad requerida, con lo cual el “ya no contagio” de quienes salieron airosos de este trance, carecería de veracidad suficiente.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS refirió que las mutaciones de pico surgidas han suscitado preocupaciones sobre la eficacia de las vacunas actuales contra nuevas cepas de COVID-19, y agregó que la decisión de Sudáfrica de suspender su campaña de vacunación con la vacuna de AstraZeneca es un recordatorio de que “debemos hacer todo lo que podamos para reducir la circulación del virus con medidas de salud públicas demostradas”.
Precisó que los desarrolladores tendrán que ajustar sus vacunas existentes para atender la actual evolución genética del coronavirus y, muy probablemente, se necesitarán dosis de refuerzo, debido a que las nuevas variantes del virus ahora se propagan por todo el mundo y parece se convertirán en cepas predominantes.
Las recomendaciones del titular de la OMS podrían derivar en un nuevo retraso en la entrega de las vacunas a México y otros países, al verse obligadas las farmacéuticas y laboratorios a reformular sus biológicos para volverlos eficaces contra las nuevas variantes del Covid-19.
Este nuevo escenario representa un desafío para el gobierno cuatroteísta, que tiene que decidir entre jugársela a las fórmulas ya aprobadas, o bien esperar a las mejoras que deben incorporar los productores de las vacunas. En ambos casos los mexicanos habremos de sufrir las consecuencias, tanto en contagios como en decesos, ante lo que parece un nuevo retraso en la disposición de los biológicos.
La lentitud paquidérmica en la vacunación -aunque la lleven a cabo las paradójicamente llamadas brigadas correcaminos- nos vuelve a los mexicanos más vulnerables a las nuevas cepas, sobre todo porque en esta época de estiaje y de fuertes vientos, la propagación del virus puede ser mayor.
Si de por sí ya ocupamos, por méritos propios, el tercer lugar a nivel global en el número de fallecidos y ocupamos el lugar de honor en cuanto a letalidad general, que en México es cuatro veces más al promedio mundial, y entre el personal de salud.
Aun cuando extraordinarios, pero sí hay casos de personas que después de haber contraído el Covid-19 y recuperarse, vuelven a infectarse, tal es el caso del secretario de gobierno de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real. De las nuevas cepas de coronavirus se desconocen aún sus potenciales efectos en quienes ya fueron contagiados.
Por ello, el presidente López Obrador debe dejar de lado su actitud “echadora”, porque ya se demostró que no es inmune ni tiene la suficiente fuerza moral como para no volverse a contagiar o transmitir el coronavirus.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Mientras Andrés Manuel López Obrador augura un 5% de crecimiento para 2021, Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, advirtió que, en México, como sucede con los demás países de América Latina y el Caribe, mientras no se extienda una red consistente para limitar los contagios en el segundo trimestre del año, la recuperación anticipada estaría en riesgo.