El Presidente se está quedando solo, atrapado entre las paredes de Palacio Nacional.
Las razones son dos, fundamentalmente. La primera, derivado del caravaneo, lisonjerismo reverencial, lavado de pies y quema de incienso a su paso, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya no escucha. Y no es precisamente un problema de falta de audición, es algo más grave, asociado a un irrefrenable y creciente egocentrismo y narcisismo.
Y la segunda razón, vinculada con la primera, es que no hay gente en su primer círculo de colaboradores que se atreva a contradecirlo para evitar la “ley del hielo” presidencial o, lo más grave, evitar su separación del cargo “por motivos personales” o “porque así lo había pactado con el presidente”, como sucedió con el exjefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.
Acostumbrado a que le digan a todo que sí, a que le festinen todas sus decisiones y, más aún, a que le aplaudan sus ocurrencias, el mandatario transita hacia un túnel sombrío, lleno de oscuridad y soledad, a escasos dos años y cuatro meses de su arribo a la Presidencia de la República.
Y es que quienes se atreven a contradecirlo, no viven políticamente para contarlo en la administración 4T, y como botón de muestra ahí están Alfonso Romo y los exsecretarios de Hacienda, Carlos Urzúa, y de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú.
Este último entregó la estafeta apenas hace unos meses a Jorge Arganis Díaz Leal, quien todo parece indicar correrá la misma suerte que su antecesor.
La razón: se atrevió a contradecir públicamente al primer mandatario y eso no lo perdona López Obrador, ni su autonombrado séquito presidencial, conformado por su secretario particular, Alejandro Esquer Verdugo, y su secretaria privada, Laura Nieto, quienes son poseedores de la llave mágica que abre o cierra la puerta del despacho del gobernante, y que muchas veces llevan al extremo la aplicación del llamado “veto del presidente”.
Jimenez Espriú le renunció al jefe del Poder Ejecutivo hace escasos meses, a través de una carta que hizo pública en los siguientes términos:
“Por mi diferendo de política pública de trasladar al ámbito militar de la Secretaría de Marina las funciones eminentemente civiles de los puertos, de la Marina Mercante y de la formación de marineros mercantes que han estado a cargo de la SCT desde 1970”.
El sentido lamento expresado por el malogrado extitular de la SCT en su carta de renuncia es clave para entender la hipótesis planteada al inicio de la presente columna, que es que el Presidente ya no escucha.
“Lamento profundamente no haber tenido éxito en transmitirle mi convicción y mi preocupación sobre la grave trascendencia que considero tiene esta medida para el presente y el futuro de México, tanto en lo económico como en lo político”, rubricó.
Su relevo, Jorge Arganis, decidió hacer público también su diferendo con el Presidente, por una razón similar, la de conceder un poder omnímodo a los militares en tareas que deben ser para la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Anteayer, Jorge Arganis, quien igual que su antecesor, son hombres de mucha confianza del Presidente desde sus épocas como jefe del Gobierno del Distrito Federal, se atrevió a criticar la decisión del mandatario de quitar el control de las más importantes obras públicas de ingeniería a los ingenieros civiles para dárselo a los militares.
El todavía titular de la SCT, con un gran valor civil, igual que Jiménez Espriú, hombres de otra estirpe y valor, dijo “en lo personal considero muy importante que seamos los profesionales de la ingeniería civil quienes la dirijan y tengan en sus manos la responsabilidad de guiar su camino”.
Así lo he dicho y así lo considero, agregó, al advertir que a lo mejor lo corrían porque ahora están de moda los ingenieros militares.
Estos dos diferendos manifestados por titulares de una de las áreas estratégicas del primer mandatario, deberían ser motivo de un profundo análisis por parte de los legisladores y partidos políticos, incluido el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), habida cuenta de que el país avanza hacia un camino ominoso en el que los militares ganan mucho espacio de decisión y acción.
La historia es clara y un pueblo que no la conoce está condenado a repetirla.
Seguramente, igual que sucedió con su antecesor, Jorge Arganis correrá la misma suerte. Su voz se apagará antes de llegar al despacho presidencial; sufrirá la “ley del hielo”, en tanto que Laura Nieto y Esquer Verdugo, éste fiel a su apellido, le cerrarán las puertas.
Los militares, altos mandos por supuesto, le harán vacío y su destino será, igual que Jiménez Espriú, la salida del gabinete de la 4T, donde no caben más que los zalameros, los aplaudidores, los “huele gases”, los rastreros, los que le queman incienso y tienden la alfombra roja al Presidente.
Jiménez Espriú, Jorge Arganis, Carlos Urzúa y Alfonso Romo habrán hecho historia con su decisión de alto valor de contradecir a un Presidente que ya no escucha, que ya no es el Andrés Manuel López Obrador que conocieron en el pasado, aquel que escuchaba, atendía y tomaba decisiones en función de lo que le decían la gente y sus colaboradores.
El AMLO actual es el que vive encerrado en sus cuatro paredes de Palacio, el que así toma decisiones trascendentales para el país.
En Cortito: Nos cuentan que la vacunación de adultos mayores de 60 años en Nezahualcóyotl, en el Estado de México, significaba un reto para las autoridades municipales, estatales y federales.
Los tres órdenes de gobierno armaron una estrategia debidamente cuidada -para evitar escenas como las vistas en Ecatepec- donde ante la falta de organización y dosis, familiares de los adultos mayores se liaron a golpes con funcionarios encargados de la jornada sanitaria.
Fue por ello, que desde el viernes pasado -día en que empezó la vacunación en Nezahualcóyotl- casi dos mil funcionarios municipales, estatales y federales trabajaron desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde para cumplir con esta tarea.
En este municipio mexiquense viven, según el censo del INEGI de 2020, 164 mil adultos mayores de 60 años. De este número, 92 mil 512 son mujeres y 72 mil 370 hombres.
La preocupación del alcalde Juan Hugo de la Rosa era diseñar la mejor logística para atender a este número de mexiquenses, por lo que habilitó seis puntos de vacunación.
A pesar de ello, en el primer día sí hubo aglomeraciones, debido a que familiares de las personas mayores llegaron desde la madrugada a estos centros y eso provocó que el acceso de los pacientes fuera lento.
Aunque esta situación también demostró que sí hubo una buena campaña de difusión por parte de las autoridades municipales.
La noticia de la vacunación se dio a conocer en Nezahualcóyotl desde la tarde del 17 de marzo, ya para el día 18 en los altavoces de los camiones recolectores de basura se escuchaba los requisitos para las vacunas anti COVID-19, así como los seis puntos donde se podía asistir. La información también ya circulaba por las redes sociales, en donde se compartía el comunicado oficial y un mensaje del alcalde Juan Hugo de la Rosa, lo que dio como resultado una gran convocatoria en todo el municipio. A cargo de todo el operativo estuvo Adolfo Cerqueda, coordinador de vacunación de la localidad.
Lo que es más importante resaltar es la participación de los adultos mayores que en todo momento se mostraron dispuestos a contribuir en esta jornada sanitaria, ya que en ninguno de los centros de vacunación se registraron incidentes que pusieran en riesgo su aplicación. Hay que resaltar el trabajo hecho aquí, ya que Nezahualcóyotl, después de Ecatepec, es uno de los municipios más poblados del Estado de México. En la tarde de ayer ya se habían vacuna 120 mil adultos mayores de 60 años del municipio y a partir de ahora las autoridades van a ir a los domicilios de los que faltan para vacunarlos.