¿Le creemos al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dice que los datos biométricos no se utilizarán para espiar a los mexicanos, cuando el diario El País dio a conocer que la FGR contrató los dos últimos años programas para el espionaje masivo de teléfonos móviles?
La palabra presidencial ha dejado de generar confianza. Después de alrededor de 50 mil verdades no comprobables que ha pronunciado en sus mañaneras y el incumplimiento de casi todas sus promesas cuando buscaba el voto ciudadano, restan credibilidad a sus dichos.
Si no respeta a los otros poderes de la Unión, qué podemos esperar los ciudadanos de a pie; si promueve un acuerdo por la democracia y es el primero en desconocerlo; si casi siempre trata de ponerse por encima del orden jurídico y un larguísimo etcétera de actos que desmienten sus palabras, ¿podemos creerle?
En cada oportunidad que se le presenta reitera y repite que no es igual a los anteriores, pero en muchas ocasiones sigue sus pasos, como en el caso del equipo de espionaje adquirido a la misma empresa que le vendió a Enrique Peña Nieto.
El diario español refiere que los programas adquiridos por la Fiscalía General de la República sirven para la geolocalización de celulares y el análisis de datos a gran escala y que los contratos, por 5.6 millones de dólares, se han hecho bajo la partida secreta de seguridad nacional y permanecen opacos.
De acuerdo con el rotativo, entre los servicios que ofrece el equipo comprado por la FGR de Alejandro Gertz Manero, desarrollado por Rayzone Group, a través de Neolinx, permite ubicar, rastrear y manipular a los suscriptores de GSM / UMTS / 3G / 4G (LTE) de manera encubierta y virtualmente desde cualquier lugar del mundo, todo en tiempo real.
Si a lo anterior le sumamos el aval del primer mandatario a la creación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, por considerarlo un asunto de seguridad nacional, resulta obvio que la conjunción de ambos elementos son un riesgo para la seguridad personal de los mexicanos, en especial para quienes no comparten la visión de la administración cuatroteísta.
El propio INAI advirtió que el registro de datos biométricos en el mencionado Padrón para fines de identificación de la población requiere del mayor cuidado posible, ya que podría representar riesgos para la protección de los datos personales.
Aún así, el presidente López Obrador pidió que se le tenga confianza, pues “nosotros no vamos nunca a llevar a cabo acciones de espionaje en contra de nadie”, entonces sí puede haber esa desconfianza, también que se informen de que ya en trámites que se hacen ya se solicitan estos datos”.
Confianza que el mandatario niega al Instituto Nacional Electoral, por el caso Félix Salgado Macedonio. Y a cambio propone una consulta a los guerrerenses, vía “call center” para ver si el pueblo bueno y sabio le devuelve la candidatura que la autoridad le negó por no cumplir lo estipulado por la legislación en la materia.
Este mismo método que propone López Obrador debería hacerlo extensivo y consultar a los ciudadanos de todo el país, a ver si están de acuerdo en quedar inscritos en el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, aunque, como el toro, nos apartemos de la ley.
Ya encarrerados, podríamos someter a consulta telefónica todas las acciones de gobierno y trascender la democracia representativa por una democracia “call center”.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, anunció que visitará México y Guatemala como parte de su misión para abordar las causas fundamentales de la afluencia de migrantes en la frontera, e indicó que el presidente estadounidense Joe Biden encargó al secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, que se ocupe de la frontera.
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