Con los primeros resultados preliminares, se confirma la tendencia histórica de que los ganadores de la elección presidencial no pueden sostener el ritmo en las elecciones intermedias y se corrobora que el poder desgasta y las mayorías ya no son tanto.
La particularidad en este 2021, fue la mayor participación en las urnas de la ciudadanía, cuando normalmente el abstencionismo era la fuerza mayoritaria. El leve crecimiento de Morena, del PAN y del PRI, es indicativo de que a pesar de los pesares y sus oscuras historias, estas fuerzas políticas siguen teniendo aceptación entre los electores.
Igualmente los datos preliminares otorgan a Movimiento Ciudadano un papel preponderante en las decisiones que se tomen en los años por venir. Su papel de bisagra, será determinante en la Cámara de Diputados, en especial cuando se discutan reformas a la Constitución.
Todo indica que el lugar donde Morena obtuvo menos sufragios fue su bastión principal, la Ciudad de México. El derrumbe de un tramo de la Línea 12 del Metro, fue factor decisivo para esta baja aceptación.
Aun cuando muchos insisten en ensalzar las virtudes de un México muy plural y diverso, la realidad es que la mitad de los partidos políticos que compitieron en el presente proceso electivo están en riesgo de perder el registro. De los partidos Verde Ecologista de México y de la Revolución Democrática, es probable que apenas logren refrendar su registro.
Por su lado las instituciones Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México no alcancen los votos suficientes para ser reconocidos como partidos políticos.
La otra mitad, muestra que los mexicanos no queremos que nos encasillen en buenos y malos, conservadores y liberales, y deja en claro que la clase gobernante debe aprender a convivir y negociar con otros grupos de interés que no necesariamente comulgan con los puntos de vista del oficialismo.
Por más expresiones triunfalistas de candidatos y dirigentes de los partidos políticos, lo cierto es –como ya se había previsto- que no hay ni ganadores ni perdedores absolutos.
Los incidentes registrados durante la jornada electoral, si bien no incidirán en los resultados finales, muestra que aún hay grupúsculos dispuestos a vulnerar la voluntad de los votantes.
El único prietito en el arroz de este proceso electoral, estuvo representado por los hechos de violencia y asesinatos ocurridos desde septiembre del año pasado y hasta el día de las votaciones, lo cual da cuenta de la impericia gubernamental para prevenir y erradicar este tipo de fenómenos.
Habrá que esperar a que el Instituto Nacional Electoral de a conocer las cifras finales de la votación, para conocer cómo se conformará la Cámara de Diputados, sobre todo porque para la siguiente legislatura ya no hay posibilidades de sobrerrepresentación, como ocurrió con la que está por terminar.
Por cuanto a las gubernaturas, las cifras iniciales, no oficiales, indicarían que únicamente en dos entidades, Nuevo León y Campeche, no existe claridad para señalar a un ganador. Todo parece indicar que en los otros 13 estados las diferencias entre el primero y segundo lugar, no merecerán una revisión profunda en el conteo de votos.
La lección final de este proceso electoral es la urgencia de cambios profundos en todos los partidos políticos, pues su actuación deja mucho que desear y que están lejos de la madurez cívica y política de los ciudadanos.
He dicho.
@Edumermo