Si los mismos criterios que utiliza la Procuraduría Federal del Consumidor para retirar del mercado los productos que no cumplen con especificaciones mínimas, algo similar debería de hacerse con actores y partidos que tampoco llenan los requisitos, por muy apetecible que sea su presentación y no dejan de ser políticos chatarra.
Si fuéramos muy exigentes es muy probable que ninguno de los integrantes de la mal llamada clase política debiera tener alguna representación, como individuos, o conservar su registro, como agrupación.
El estricto cumplimiento de la normatividad electoral es difícil de cubrir, por lo que, si se les hicieran pruebas de calidad, seguramente, muy pocos acreditarían tenerla. Así quedó demostrado en las pasadas elecciones federales, cuando tres partidos fueron desechados por no cubrir la cuota mínima de los votos requeridos. Esta cualidad es apenas una de las pruebas que deben aprobar.
Pero si se acude a los historiales de cada una de las agrupaciones que perdieron su registro, veremos que la gran mayoría de sus dirigentes y candidatos, sencillamente no cubrían las demás pruebas de calidad.
Es insuficiente exigencia juntar firmas para poder obtener un registro. Eso es como otorgar categoría de alimento nutritivo a las sopas Maruchan que, de manera instantánea, con un poco de agua -en este caso las firmas- se les permite venderse en el sector político, para ser consumidos por los ciudadanos.
La democracia mexicana, para ser viable, requiere de un marco normativo más estricto, a fin de que personas, agrupaciones y partidos políticos puedan participar en las contiendas electorales. De otra manera estaremos favoreciendo la aparición y desaparición de “marcas”, sin sustento nutritivo, ideológico y político.
Una plena identidad política de actores y partidos haría que los votantes se guiaran por la sustancia y no la sabrosura dañina, representada por agrupaciones Maruchan, que sólo tienen fines lucrativos y propician adiposidades en el sistema político mexicano.
México, es cierto es un país diverso y plural; sin embargo, en años recientes se ha vuelto un muégano en materia política, donde se privilegia el aniquilamiento del o de los otros, y para ello poco importa la mezcolanza de colores y sabores. la ambición es lo único que cuenta.
No podemos, en todo caso, seguir en esta simulación. Es menester que, en lo sucesivo, las diferencias ideológicas y de principios queden perfectamente delimitadas, sin caer en el maniqueísmo lopezobradoriano de conservadores y liberales.
Las dos grandes alianzas que se han conformado en los meses recientes constituyen otra sopa instantánea que quieren obligarnos a consumir; alimento demasiado condimentado con ácido glutámico que, sin embargo, carece de sabor definido.
Aglutinamiento de colores y sabores, amorfo, cuya única convergencia entre ambos bloques es considerar al de enfrente como una amenaza para la estabilidad y desarrollo del país, con lo cual ponen a descubierto las ambiciones personales y grupales que, en realidad, los motivan.
Actores y partidos Maruchan que imposibilitados para, en efecto, hacer suyas las demandas sociales, recurren a aditivos discursivos, palabrería hueca, con miras a no ser expulsados del financiamiento público.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La reforma eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la relativa a la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, confirman y reconfirman que el cambio de régimen al que aspira el cuatroteísmo es de esencia estatista-militarista.
@Edumermo