Ciudad de México, 12 de Agosto de 2019.-Un tesoro poco conocido de los tantos que tiene Yucatán es el henequén, conocido como oro verde gracias al impacto económico que su producción tuvo durante el siglo XIX.
El también llamado sisal (porque su exportación se hacía desde el puerto de Sisal), es una especie de agave originaria del estado; sus hojas producen fibras que pueden ser empleadas para hacer plásticos, textiles y papel.
La peculiaridad de este producto es que crece en climas secos y cálidos y se adapta a tierras que para otro tipo de cultivos serían estériles. En un principio, los mayas empleaban su cosecha para fabricar cordeles y sogas, pero gracias a la resistencia de sus fibras, se han empezado a explorar diversos usos para añadirse a textiles, materiales de construcción e incluso en la industria automotriz.
A mediados del siglo XIX, se intensificó la producción de sisal en Yucatán por la demanda tanto en el país como fuera de él y gracias a las haciendas henequeneras, que dedicaban grandes extensiones de tierra para el cultivo del material. La industria creció tanto que se convirtió en la principal actividad económica del estado hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando sufrió una crisis con la llegada de las fibras sintéticas.
En la actualidad, para sacar la fibra de la hoja, se utilizan máquinas desfibradoras restauradas de más de un siglo de antigüedad. Allí, la hoja es cortada y luego se realiza la llamada raspa, que es cuando se separan el agua y la pulpa de las fibras.
Posteriormente, se pone a secar al sol alrededor de cuatro horas. Luego se peina la fibra, es decir, se separan los hilos y se almacenan en carretes, listos para transformarse en máscaras, tapetes, bolsas, zapatos y un sinfín de productos artesanales.
Hoy en día existen en el estado artesanos que no han olvidado lo que el oro verde representó para la comunidad yucateca y continúan trabajando con este material.
Así como el henequén, Yucatán es un lugar lleno de tradición y una enorme riqueza cultural, gracias a que es un resguardo vivo de la cultura ancestral maya y a la influencia de las culturas española y libanesa, que dotan a esta tierra de una identidad única y tradiciones que siguen vigentes y enorgullecen a sus habitantes.