Por JOSÉ ORTEGA RÍOS *
En la actualidad la planeación económica de los entes públicos demanda una creciente información con un rango particular por cada entidad del país, ya que diversos indicadores se obtienen sólo a nivel nacional y con cierta temporalidad, hecho que imposibilita al gobierno municipal en la toma de decisiones, para realizar políticas públicas económicas con una mejor precisión, por tal motivo es fundamental contar con información desagregada, que permita elaborar un mayor número de análisis económicos y econométricos, estableciendo políticas públicas en beneficio de la sociedad.
Atento a lo dispuesto por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 26, apartado B, y en el ejercicio de las atribuciones que la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica (LSNIEG) le confiere, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) genera estadística básica, la cual obtiene de tres tipos de fuentes: censos, encuestas y registros administrativos, así como estadística derivada, mediante la cual produce indicadores demográficos, sociales y económicos, además de contabilidad nacional.
Partiendo de esta responsabilidad constitucional, el INEGI realiza cada cinco años, desde 1930, los censos económicos; los cuales ofrecen información sobre diversos aspectos de las unidades económicas dedicadas a la pesca, minería, electricidad, agua y gas; construcción, manufacturas, comercio, servicios y transportes; además, constituyen —por su cobertura sectorial, temática y geográfica— la fuente de información económica básica más amplia y completa del país.
Para los gobiernos municipales conocer esta información constituye el principal recurso para que se tomen decisiones con base en evidencia objetiva. A nivel de conglomerado social se tienen los Censos de Población y Vivienda, que son la fuente de información más rica y con mayor desagregación geográfica con que contamos en nuestro país para conocer el perfil de la población y sus viviendas y, al realizarse cada 10 años, su información permanece vigente por una década.
La información generada ese año resultará muy útil para los diversos agentes económicos en nuestro país: sector público, privado, social y la academia. El censo 2020 (como el de cada década) produce información estadística que sirve de insumo para focalizar poblaciones de interés tanto para la planeación, organización y ejecución de políticas públicas, como para la realización de estudios de mercado requeridos en los análisis para tomar decisiones de inversión o caracterizar fenómenos sociales.
Conocer la pirámide poblacional y las características de sus viviendas permite al gobierno prever la demanda de bienes y servicios provistos por los sectores público y privado en el corto, mediano y largo plazos. Adicionalmente, se puede estimar la fuerza laboral con la que contará la economía en los siguientes años, así como el perfil por edad de los consumidores potenciales. El conocer la distribución espacial de las personas en nuestro país y municipios proporciona elementos para saber dónde se enfrentará la demanda por bienes, servicios o infraestructura.
El censo es el único programa estadístico que ofrece información a nivel de manzana para las ciudades y localidad para el ámbito rural. Por lo tanto, es la fuente de información más importante para las decisiones locales para municipios y comunidades.
Además, de la importancia que representa el criterio poblacional para la determinación de algunas aportaciones federales que son transferidas al municipio dentro del ramo 33.
Sólo con información, el gobierno municipal podrá realizar diagnósticos acertados para conocer las necesidades de las personas, por lo tanto, contar con más herramientas para la planeación de infraestructura y satisfacer la demanda de servicios. La información nos da certidumbre, y con ella, se pueden tomar mejores decisiones.
* Doctor en Administración Pública, con 24 años de experiencia en Gobiernos Municipales