Desde Asia, el virus SARS-CoV-2 invadió al mundo, como un fantasma recorrió Europa y semanas después llegó al continente americano.
Cinco meses después del primer caso confirmado de Covid-19 en nuestro país, la pandemia muestra plenamente hoy sus ominosas repercusiones que se traducen en el cierre de comercios, empresas y la cancelación de miles de empleos formales e informales. Nos encontramos ante una profunda crisis sin precedente en la historia contemporánea de México. Desde los primeros días de la posterior emergencia sanitaria, el gobierno de México adoptó las medidas necesarias para mitigar los efectos de la epidemia. Hasta ahora se ha evitado el colapso de un sistema de salud que acumula rezagos y múltiples carencias heredadas por décadas de negligencia y corrupción.
La pandemia se ha mostrado con mayor crudeza entre millones de mexicanos que enfrentan cotidianamente el drama de la sobrevivencia.
La ancestral inequidad y desigualdad son estructurales y hacen visible, con crudeza, a los grupos más vulnerables. La llamada “inmunidad de los pobres” no pasó de ser una fallida teoría que confronta la realidad de muchas familias que habitan viviendas en condición inestable, sin garantía de acceso al agua potable, que las condenan al hacinamiento y les impiden observar las medidas sanitarias y el confinamiento.
Existe una dimensión que se revela en la crisis sanitaria, los hábitos alimenticios, que caracterizan a la población promedio en el campo y en las grandes ciudades, explican la alta letalidad del virus entre las personas que padecen enfermedades crónicas, fallas cardíacas, sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión. Estas comorbilidades están relacionadas con la precarización alimentaria que se encuentra directamente correlacionada con los ingresos económicos. México ocupa el segundo porcentaje más alto de obesidad en el mundo, no solo por la falta de actividad física o sedentarismo, el consumo de productos industriales de bajo valor nutricional y muy alto poder calórico, significan un alto costo para el sistema de salud pública, ya de por sí frágil, pero grandes ganancias económicas para las industrias de elaboración y procesamiento de alimentos.
La pandemia también se juega en el terreno de las conveniencias políticas; la intensa polarización de la vida pública del país es provocada por intereses que pretenden preservar privilegios. La propuesta política del Presidente de la República, respaldada democráticamente por 30 millones de votos en las urnas enfrenta resistencias. Desde el registro de los primeros casos de transmisión del Covid-19 los grupos opositores difundieron la idea de que el Gobierno Federal reaccionaba ante la epidemia, de forma errática y contradictoria. La oposición a la transformación no oculta su satisfacción ante el incremento de las cifras de decesos, es clara su apuesta por una pandemia larga que termine pulverizando la aceptación del Presidente de la República, lo que, suponen erróneamente, abonará a sus magras preferencias electorales el año próximo.
En medio de la epidemia, los adversarios se muestran incapaces de condensar el malestar social de ciertos sectores, acostumbrados a una normalidad política cimentada en la corrupción e impunidad. Hoy festejan cualquier acto que pretenda una fractura institucional y escudados en un lenguaje incendiario expresan su rechazo a partir del discurso del odio, prejuicios y mentiras.
Denuncian una supuesta e inevitable transición a la dictadura y la instauración de un modelo económico que llevará a la ruina del país. Mediante una profusa difusión de mensajes, noticias falsas y rumores en los medios tradicionales de comunicación y las redes sociales, pretenden generar desánimo social y desestabilizar al gobierno legítimo y constitucionalmente instaurado.
Perversa y errática la estrategia de la oposición que lucra con el dolor de miles de familias ante un Presidente de la República que, como nunca antes, cuenta con el respaldo de amplios sectores de la ciudadanía. La reactivación económica es el principal desafío, nos enfrentamos a una misión histórica descomunal, conciliar la prosperidad con la justicia, la inclusión de todas y de todos, empatía y realidad sociales.
@RacielPerezC_