«Si alguien nos obligara cinco minutos al día a estar encerrados en nuestro auto a ver algo que no queremos, como le sucede al personaje central de la película Naranja mecánica con unos palillos para mantener abiertos los ojos, nos parecería horrendo; si la tortura es por horas y de forma indirecta a nadie parece importar», escribe Carlos Elizondo Mayer-Serra (Excélsior) en torno a la publicidad flagrante de la Ciudad de México que anida prácticamente por doquier. Todo esto, sí, por la ya explosiva y contaminante población mediática que tenemos en nuestras calles, pero más por la nueva concesión que convertirá los pilares del Segundo Piso en jardines colgantes con publicidad (una de cada diez columnas podrá ser aparador de las empresas que estén costeando la nueva «vía verde»). «Seamos más ambiciosos», arenga al final. Si el gobierno resulta incompetente para mantener adecuadamente la ciudad, y sí a los privados mediante propaganda, ¿por qué no delegarles a los propietarios de la publicidad que se encarguen de toda una calle?, por ejemplo. «La nueva Constitución capitalina, en su generosa expansión de derechos, debería incluir el derecho a no vivir permanentemente sujeto a un sistemático lavado de cerebro».
El conflicto entre la CNTE y el gobierno (que ahora incluye también a la sociedad mexicana, pues nos afecta directamente) sigue dando de qué hablar. Resulta que algunas organizaciones empresariales, como la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), han decidido demandar a los tres órdenes de gobierno ante los tribunales y ante la CNDH para que cumplan la ley. Sergio Sarmiento (Reforma) escribe al respecto: «El problema no es que la CNTE proteste, lo cual tiene derecho a hacer, sino que bloquee vías de comunicación y centros comerciales, robe vehículos que en algunos casos destruye, secuestre y humille públicamente a policías y funcionarios, y agreda a periodistas, entre otras faltas.» En la misma veta, Manuel J. Jáuregui (Reforma) ahonda en la petición labrada por la Concanaco. Como respuesta a los bloqueos e inactividad comercial que ha provocado la CNTE, los empresarios afectados reclaman mediante una solución muy sencilla: huelga de impuestos. Si el gobierno no está generando un entorno seguro mediante el cual pueda comerciar, y eso se ve reflejado en las ganancias que pueda o no generar, lo más lógico sería no pagar esos ingreso que perdí. «Para nada resulta simétrico decir: “Yo no he cumplido con mi obligación, pero tú sí tienes que cumplir con la tuya».
Rajoy es el pretexto. No obstante, Javier Sampedro (El País), científico y periodista español, se agarra de ahí para hablar sobre la belleza, la estética y la política. «La política es una disciplina a veces tan alejada de la estética, que puede resultar deforme y repelente», inaugura así su columna.
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