Los resultados de la revisión de las cuentas de 2019 del gobierno lopezobradoriano, ponen de manifiesto que la honestidad es insuficiente requisito para una buena gobernanza y que la 4T es mala administradora, independientemente de que salgan a relucir espectros de corrupción entre sus filas. Son alrededor de 32 mil millones de pesos, de los que su destino es incierto.
Pero no nada más se trata del manejo oscuro de los recursos públicos; también las maneras como el presidente López Obrador que según su proyecto transformador, a los mexicanos nos ofreció dulce, pero nos dio truco. Y no solo en estas fechas, sino desde que inició su gestión viene quedándose con la calaverita presupuestaria, a través de la desaparición de instituciones y organismos, tanto para exorcizar sus propios demonios de la corrupción, como para darnos, a cambio de cederle facultades, un futuro de paz, armonía y bienestar.
De acuerdo al análisis de la Auditoría Superior de la Federación sobre la Cuenta Pública de 2019, uno de los rubros con más observaciones es el de salud, donde el manejo de los dineros públicos, debería ser pulcro, sobre todo porque pone en riesgo la vida de miles de mexicanos. Asimismo, sobresale el poco escrúpulo en el ejercicio presupuestario de los gobiernos de Morena en los estados, en particular el de la Ciudad de México, donde hay dudas en torno a más de 7 mil millones de pesos.
Obcecada como es la realidad, a cada momento nos llena de espantos y los muertos por violencia y Covid-19 han hecho que el presente año todos los días son “Día de Muertos”. Entre estos dos flagelos, en lo que va de la presente administración suman -con base en cifras oficiales- cerca de 160 mil fallecidos, que si se reunieran en un solo lugar, se tendría una fosa monumental que ninguna gran ofrenda en Palacio Nacional resulta suficiente para mitigar el dolor de sus deudos.
El dulce del crecimiento económico del 4 por ciento en promedio durante el mandato de López Obrador, trocó en horrida pesadilla para millones de mexicanos que han visto cómo pierden calidad de vida y muchos pasan a engrosar las filas de la precariedad. Ni los apoyos que se brindan vía programas sociales ni las remesas han logrado revertir los indicadores de pobreza.
Aun cuando la “noche de brujas” es de origen extranjero, el gobierno cuatroteísta pareciera que la asumió como propia. Desde el 1 de diciembre de 2018 se ha disfrazado con ropajes estatistas que espantan a inversionistas domésticos y foráneos, que han preferido no arriesgar su capital con un gobierno que no ofrece garantías de que respetará la ley.
Las decenas de anuncios de nuevas inversiones son simples adornos de papel picado, que retratan muy bien, pero en la práctica no se traducen en mayor generación de empleos ni crecimiento económico. No conforme con ello, López Obrador anticipa que modificará la Constitución para que Pemex y la CFE recuperen el control casi absoluto en el sector energético, sin importar ni eficiencia ni rentabilidad.
La “calaverita” endulzada de la democracia verdadera y plena, ya nadie se la compra a la 4T; el exceso de calorías con que está elaborada -Morena y sus partidos satélites- favorece la arterioesclerosis política, lo que limita la libre circulación de ideas y de opositores.
El primer tercio de la gestión de López Obrador acumula más calaveras -fallas, yerros, ineficiencias, hechos oscuros- que gobiernos anteriores. Por su actuación truculenta, es factible que le quiten el dulce electoral y sucumba en 2021.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
De acuerdo con el Inegi, en nueve meses de 2020, del 1 de enero al 26 de septiembre, hubo 718 mil 090, cuando se esperaban 524 mil 920. Estas 193 mil 170 defunciones extra, reconocidas por las autoridades, representan 718 al día, 30 por hora o una cada dos minutos.