La confusión que causa entender que el segundo informe anual de Gobierno del presidente de la república, en realidad sea el octavo, debido a que se obstino a informar al pueblo cada tres meses, más las 510 conferencias mañaneras que lleva hasta el momento. Solo permiten ilustrar que es un Gobierno de palabras, de muchos testimonios, de grandes anhelos, pero de pocos hechos y magros resultados.
En el octavo informe, rendido el pasado 1 de diciembre en Palacio Nacional, no escuchamos nada nuevo, pues las frases trilladas y las ocurrencias habituales del presidente, se vivieron como el ejercicio ampliado de sus conferencias matutinas.
En las que México convive virtuosa y felizmente, con una pandemia domada, un retorno del crecimiento económico estable, con una lucha eficiente contra la violencia y la criminalidad, además de una importante recuperación y creación de empleos, amén, de una excelente vecindad y relación con nuestro principal socio comercial. Además, de hacer realidad el sueño de los pobres, ofreciéndoles cheques del Estado sin obligación alguna, bueno, excepto votar a favor del movimiento.
Muchas intenciones, buenos propósitos, un cambio de época y de sistema, pero pocos resultados.
En el poema sinfónico del compositor francés Paul Dukas, compuesto en 1897 y basado en la balada homónima de Johann Wolfgang von Goethe, el Aprendiz de Hechicero y que años más tarde, Walt Disney popularizo en su película Fantasía, en la que Micky Mouse con el acompañamiento de la música de Dukas interpreta al pequeño brujo. Se narra la historia de un viejo mago que encomienda a un torpe y perezoso ayudante que cuide de su castillo y su laboratorio, y cumpla unos mandatos específicos.
El muchacho, llevado por su pereza y por su ambición, deseando ocupar el lugar del mago, desobedece y da vida a una escoba para que haga por él el trabajo que le ha sido encomendado. Si bien el aprendiz logra embrujar a la escoba para que cumpla su tarea que consistía en llenar de agua un gran recipiente, no recuerda las palabras mágicas para detenerla.
Desesperado, rompe la escoba en dos pedazos, pero en lugar de cesar el embrujo, cada pedazo de la escoba comienza a hacer por partida doble la labor. Finalmente, llega el maestro que ve lo que está sucediendo y con su conocimiento detiene a los trozos de la escoba. Luego, el incipiente hechicero tiene que aceptar la reprimenda del mago.
Si hiciéramos una analogía de esta historia con la 4T, observaríamos que el mago es el pueblo que ha encomendado a los morenistas el país (el castillo) y a sus instituciones (el laboratorio). Los morenistas, por supuesto, son los aprendices de brujos, que echaron andar un cambio que se les fue de las manos por perezosos, pues solo con conjuros, buenos deseos, muchas palabras y una ideología trasnochada, esperan se transforme el país.
Esta estampa, la podemos concebir con un presidente que ante las inundaciones de sus paisanos, prefiere verlos desde el aire en helicóptero, o montado en una Hummer en posición de magnánimo salvador, a caminar con ellos entre las aguas, compartiendo su aflicción y la esperanza de tener cerca a su Gobierno, como otros expresidentes lo hicieron.
No obstante, la ambición por ocupar los principales cargos de poder, los ciega y los embota, haciendo que olviden los mecanismos (conjuros), para frenar el desatino de un Gobierno soberbio e incompetente.
Al no poder desarrollar para bien los procesos sociales, optan por acabar y romper lo hecho anteriormente, duplicándose la crisis nacional.
Esta acción no parará, hasta que el mago, es decir el pueblo, ponga en su lugar las cosas y releve del Gobierno a estos políticos arrogantes e improvisados. Que necesitan crear empatía con la gente, adaptarse a un mundo cambiante que no entienden, ni en sus relaciones ni en sus prácticas.
Si en verdad luchan por los pobres, lo deben demostrar con hechos, no con la demagogia que caracterizó al periodo priista. Pues al hacerlo desde los espacios más altos de la burocracia, se olvidan las verdaderas necesidades de las mayorías y se privilegia la lucha por el poder grotesco, que tiene en la desesperanza a este maravilloso país.