Ni cómo ayudarlos, diría el clásico sobre las innumerables pifias cometidas por la actual administración que vienen a confirmar que, en realidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo no saben gobernar, muestran desinterés o les valen las penurias de la gente y hacen patente que su desconocimiento de las leyes es enciclopédico.
El cierre de 2020 y el arranque de 2021 han sido pródigos en hacer públicas las innumerables disonancias cognitivas de los colaboradores cercanos del primer mandatario que, como dicen una cosa, luego dicen y hacen otra.
El preclaro ejemplo de esta aseveración es el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell quien, sin el menor respeto a su palabra se toma días de descanso, omitiendo todas las recomendaciones que hace a la gente para evitar el coronavirus, al tiempo que deshonra al personal médico que está en la primera línea de combate contra el Covi-19.
Y el jefe del ejecutivo sale en su defensa -como ya lo hizo con Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad, por el apagón del “Día de los Inocentes”-, porque “ha trabajado mucho”, con lo que ofende a médicos, enfermeras, laboratoristas y demás personal de salud, que labora sin descanso desde hace más de 300 días.
También se han hecho públicas las más que excelentes remuneraciones que paga Canal 11 a los intelectuales transgénicos -ya que los orgánicos traen el sello del neoliberalismo, según el primer mandatario-, por la defensa a ultranza del proyecto lopezobradoriano. Entre otros, están Gibrán Ramírez, John Ackerman y Estefanía Veloz.
Desde antes, se conocía el acaparamiento de cargos y encargos de familiares de la titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, así como del binomio Pablo-Gómez-Elvira Concheiro, a lo que se suma el papel de aviador de Antonio Attolini, que continúa recibiendo salario en el IMSS, no obstante haber renunciado en agosto pasado para competir por la secretaría general de Morena.
Estas pequeñas minucias sobre la honestidad intelectual y pecuniaria de las huestes cuatroteístas palidecen ante la ignorancia del vocero presidencial, Jesús Ramírez, al solicitar al Instituto Nacional Electoral que los partidos políticos cedieran sus tiempos de radio y televisión para transmitir mensajes en materia de salud.
El objetivo no revelado era dejar muda a la oposición y que la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia, se cubriera de gloria anunciando las buenas nuevas oficiales en el combate al coronavirus, aunque la realidad desmintiera sus palabras.
Así, el INE le negó este lunes -4 de enero de 2021- al Gobierno de México que los institutos políticos le puedan ceder tiempo de radio y televisión, debido a que la petición la realizó la Coordinación de Comunicación Social de Presidencia, cuando la dependencia responsable de presentar tal solicitud es la Secretaría de Gobernación (Segob) que, por ley, es la encargada de administrar los tiempos del Estado en radio y TV.
Tras la negativa, serán los propios partidos los que decidan si ceden sus tiempos al gobierno federal. PAN y PRD ya anticiparon que no lo harán; Morena ha manifestado su disposición a cederlos y se desconoce si sus aliados lo secundarán.
Como se ve observa, este concierto de desconciertos en la administración del presidente López Obrador pone a descubierto que los casi cuatro años que faltan para que termine su gestión no serán fáciles y que no estamos saliendo de lo peor; más bien nos encaminamos hacia un destino incierto y nebuloso.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Al cuarto para las 12, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pidió a los capitalinos posponer el “Día de Reyes” para evitar aglomeraciones en zonas como Tepito, el Centro Histórico y los tianguis de las 16 alcaldías.