Sin lugar ni tiempo para contemplaciones, el diseño del plan de vacunación del presidente López Obrador es ir de menos a más, para en las semanas previas a las elecciones de junio haber vacunado entre 20 y 30 millones de ciudadanos y dejar la percepción de ser un gobierno responsable y eficiente.
A menos que se presente una tercera oleada de contagios por el Covid-19, los cálculos político-electorales del mandatario contemplan un escenario en donde efectivamente la pandemia esté domada y la economía y el empleo muestren signos de recuperación, lo que tendría cierto impacto en el estado de ánimo de los electores.
También es probable, dentro del escenario de una pandemia aplanada, que en varias zonas del país la vuelta a las clases presenciales o semipresenciales sea una realidad, lo cual traerá aparejado la movilidad y participación política del magisterio, que se refuerza con la llegada a la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez.
Haber iniciado la inoculación en municipios apartados, se ubica en la lógica de la curva de aprendizaje en el plan de vacunación, tanto por el lado de la aún insegura entrega de importantes volúmenes de dosis, que provocaran la burla de que fue objeto el primer momento de inmunización, como por el hecho de que en esas regiones se encuentra buena parte del voto duro del morenismo.
Otro elemento que inclinó la decisión de arrancar en esos ayuntamientos, radica en el hecho de que su población es beneficiaria de uno o más de los programas sociales, por lo que los efectos económicos del coronavirus han tenido un impacto menor al padecido en las zonas urbanas.
De esta manera, el gobierno gana tiempo para la llegada de una mayor cantidad de biológicos que le permita ir atendiendo a núcleos de población menos dispersos y, al mismo tiempo, ir formando y capacitando a las brigadas de vacunación, a fin de subsanar las fallas que ahora se presentan en forma notoria.
Así, al haber más planteles escolares en funcionamiento, se pueden aprovechar como centros de vacunación en las ciudades medias y grandes urbes y permitir un ritmo de inmunización más acelerado.
El escenario al que apuesta el presidente López Obrador y Morena es que -como dice la canción- para abril o para mayo, gran parte de los mexicanos estemos inmersos en la “nueva normalidad”. Esto permitiría a la administración lopezobradoriana presumir como logros lo que, en realidad, serían victorias de la actuación responsable de la sociedad de autoprotegerse y por haber hecho caso omiso al mal ejemplo presidencial.
Este sería el camino ideal que esperaría encontrar el primer mandatario previo a la jornada electoral. Los dos años de gestión cuatroteísta, dicen que son capaces de echarlo todo a perder.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El apagón que afectó al norte de México se debió a que la CFE no quiso pagar más por el gas natural abastecido por el corredor Texas-Kansas-Louisiana ante el alza de precios por el frente polar que azota dicha región estadounidense. La 4T seguro quería que se le donaran el gas, como si fueran vacunas.