En el púlpito mañanero, ya sea en Palacio Nacional, instalaciones militares, escenografías a modo o camionetas, los adversarios le hacen al presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que el viento a Juárez -según sus propias palabras-, pero ya a nivel de cancha debe recurrir al envallado protector que, sin embargo, no alcanza a detener las ventiscas de la inconformidad.
Desde el podio, un envalentonado primer mandatario lanza su evangelio de condenas sobre todos aquellos que no comulgan con sus ideas. Resguardado en los escenarios de piedra, de cartón, de tablarroca o de cualquier otro material que le sirva de tribuna, cree que su palabra es la ley y ofende, denigra, estigmatiza.
Pero cuando abandona esas burbujas y escenografías preparadas y se ve obligado a escuchar las quejas y reclamos de la gente, pide respeto a su sacrosanta investidura y aprovecha las circunstancias para hacer show, en el que está dispuesto casi a la inmolación.
De hecho, ha convertido sus oficinas y aposentos en “El Palacio de la Pureza”, desde donde el incienso de la santidad cuatroteísta es lo único que se respira.
Fuera de esa fortaleza, los miles de muertos y las víctimas por la violencia y la pandemia a lo más que pueden aspirar es a ser un número más de las minimizadas estadísticas de los otros datos que, como muestra del humanismo presidencial, son apenas la mitad del desastre que ha significado el actual gobierno.
Con la memoria selectiva que le caracteriza, Lopez Obrador quiere diferenciar las protestas que él encabezaba de las marchas y plantones de hoy. Antes eran auténticos actos de lucha social; hoy, en cambio, quienes recurren a los mismos métodos, son politiquería y movimientos manipulados por los conservadores.
Las marchas de los colectivos feministas es claro ejemplo de la enorme, aunque no sana distancia que ha establecido el primer mandatario con los grupos sociales a los que ha abandonado a su suerte.
Para acceder al poder, el tabasqueño recurrió a la tradicional maiceada a los dirigentes de los trabajadores de la educación, tanto de institucionales como de la disidencia. A estos últimos les entregó alrededor de 40 posiciones en la LXIV Legislatura, pero les levantó la canasta para la que está por entrar en funciones.
Este desplazamiento, hará que el magisterio disidente esté buscando compensar la pérdida de posiciones, por lo que se convertirán en una piedra en el zapato en aquellos lugares donde tienen fuerte presencia, que significativamente son los estados en donde el gobierno destina mayores montos en sus programas sociales, pero no alcanzan a disminuir las desigualdades: Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca.
En esta lucha entre “los moditos” presidenciales y los que utiliza la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, las vallas serán insuficientes para impedir las ventiscas que se avecinan y que vendrán de los cuatro puntos cardinales y de otros grupos sociales.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
México seguirá ayudando a Estados Unidos en migración; es decir, cada vez nos aproximamos más a la institucionalización de la “Mexican Border Patrol”.
@Edumermo