Curiosa la manera en que algunas de las “corcholatas” que aspiran a suceder a Andrés Manuel López Obrador presumen los supuestos o reales logros en sus encomiendas. La forma de festinar es de un franco futurismo político y corresponde con claridad a sus respectivas agendas personales, aunque se diga lo contrario.
Para Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, y Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, cualquier acción realizada es “exitosa”, por la simple y sencilla razón de ser ellos quienes las llevaron a cabo, sin importar si tales medidas tendrán algún beneficio para la población.
Eso sí, ambos personajes han mostrado un dinamismo inusual en su actuar en fechas recientes, con tal de hacerse de la delantera en la carrera presidencial, a la cual le faltan muchas etapas por cubrirse.
Sin tantos aspavientos, “el no mencionado” senador Ricardo Monreal también se esmera por dejar en claro su indeclinable decisión de competir por la primera magistratura. Y en vez de vanagloriarse de los avances alcanzados en el Senado de la República, envió a sus mensajeros a atribuirle al Santo Niño de Atocha los acuerdos logrados en los primeros días de la nueva legislatura.
Para el canciller, el Diálogo Económico de Alto Nivel entre México y Estados Unidos, realizado a principios del mes patrio en Washington fue exitoso, aun cuando quedaron fuera los programas sociales de López Obrador para aplicarse en Centroamérica y se cancelara la posibilidad de una rápida apertura de la frontera entre ambos países.
Algo similar pasó con la reunión el pasado fin de semana durante la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y El Caribe, donde la propuesta mexicana de iniciar la renovación o desmantelamiento de la Organización de Estados Americanos (OEA) quedó sepultada ante la avalancha de acres acusaciones entre algunos países miembros de la CELAC.
Después de escuchar el tercer informe de gobierno de Sheinbaum Pardo, resulta inexplicable la pérdida de la mitad de las alcaldías por parte de Morena en la capital del país, sobre todo si se toman en cuenta, de acuerdo a lo expresado por la jefa de gobierno, todos los avances obtenidos, a pesar de la pandemia.
Que en la Ciudad de México el número de contagios y decesos por Covid-19 fuesen los más elevados en todo el país; que la pérdida de empleos sea de las mayores a nivel nacional y se mantengan altos los índices de homicidios y feminicidios son “incidentes” mínimos, como el derrumbe de un tramo de la Línea 12 del Metro.
Estos y otros aspectos de la gestión de Claudia Sheinbaum hablan de una administración capitalina inmejorable, para quien el hecho de alcanzar más de 93 por ciento de efectividad en la emisión de la alarma sísmica, fue un acontecimiento histórico y exitoso, si bien la participación ciudadana en el simulacro fue más bien magra.
Para el senador Monreal Ávila, el mes patrio le pinta muy bien, gracias a la ayuda del Santo Niño de Atocha, pues pudo ver encumbrado en el gobierno de Zacatecas a su hermando David, tomarse la foto con el canciller Marcelo Ebrard y sacar adelante las iniciativas de revocación de mandato y juicio político, que le urgían al presidente López Obrador.
A su manera, el legislador, también tiene su “detente”, como el presumido por el primer mandatario. No obstante, Ricardo Monreal debe tener en cuenta los límites de los milagros religiosos y recordar que al titular del ejecutivo y a su hijo Jesús no les evitó el contagio de coronavirus.
Es decir, en esta temporada de festividades por la independencia de México, las “corcholatas de mayor peso” empiezan a dar señales de la estrategia que habrá de seguir para alcanzar la candidatura presidencial. Coinciden los tres en cacarear el huevo, sin importar el tamaño del mismo.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Un reporte de la Auditoría Superior de la Federación, reveló que tan solo en 2020, la Secretaría de Educación Pública emitió más de 305 mil títulos y cerca de 30 mil cédulas profesionales, de las que se tienen “dudas en la autenticidad” de los mismos. ¿Serán documentos “gansito”?
@Edumermo