Hace unos días, en este mismo espacio, comentábamos sobre las debilidades existentes en las distintas fuerzas políticas; deficiencias cada vez más evidentes, lo cual confirma la urgencia de un replanteamiento de su modus operandi, salvo que se quiera volver a los tiempos del partido único, sobre todo de parte de Morena.
La pérdida de votantes, tanto en las elecciones de junio, como en la consulta para juzgar a actores del pasado, no amilanan al presidente morenista, Mario Delgado, a pesar de las peticiones de varias corrientes internas porque abandone la dirigencia.
Echado para adelante y luego de su entrevista en Palacio Nacional con el “primer morenista del país”, Delgado Carrillo aventura la extinción de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional. Del primero, por no representar a nadie y, del segundo, porque Morena lo echará de la escena política.
Declaraciones poco afortunadas, pues con ello ha complicado en demasía la posibilidad de sacar adelante la reforma eléctrica, pues al carecer de la mayoría calificada necesita de los votos de tricolores y blanquiazules, ya sea parcial o totalmente.
Y con la pequeña ayuda del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando insulta a importantes grupos empresariales nacionales y extranjeros, por no plegarse a su proyecto eléctrico y los acusa de afanes de lucro y tráfico de influencias, aunque un análisis serio demostraría la persistencia de estas prácticas en la actual administración.
Para colmo de males, muchos miembros del cuatroteísmo dan muestras de haber sido “subyugados por actitudes fifis” con la celebración de la Fórmula 1 y la boda del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Castillo, en Guatemala.
Ambos eventos, apartados de la ética cuatroteísta, han exhibido el verdadero rostro del oficialismo: son iguales a sus antecesores; la única diferencia, es que Morena tiene el poder y los otros no.
En la última semana, que empezó con el encarcelamiento de Emilio Lozoya y terminó con la aparición de 25 mil dólares, en un vuelo privado, con una funcionaria de alto nivel del gobierno de la Ciudad de México, impactarán en las aspiraciones de algunas de las corcholatas.
Eso explica el papel de enterrador asumido por Delgado Carrillo, que es más una mascarada para borrar los pecados al interior del partido guinda, como el amasiato o relación promiscua que quiere establecer con el derechista contumaz Manuel Espino.
En ese proyecto absolutista de convertirse en partido único -cual si fuera clon del PRI-, Morena suma actores políticos de otras tendencias, demostrando con ello una incontrolable ambición de poder, sin importar los supuestos efectos purificadores de quienes se incorporan a dicho Movimiento.
Sin embargo, estas acciones son claro síntomas de la gangrena que corre y corroe las venas del cuatroteísmo. Los resultados de la consulta sobre la revocación de mandato, dirán cuál es su grado de putrefacción y si será necesario amputarle algún o algunos miembros.
Por su parte, los integrantes del bloque opositor o de contención “Va por México” -PAN, PRI y PRD- tampoco cantan mal las rancheras. Se conforman con haberle quitado la mayoría calificada a Morena y sus aliados y se niegan a aceptar estar secuestrados por sus dirigencias, que es otro tipo de gangrena, igual o más dañina.
El tufo que despiden todos los llamados institutos políticos hace irrespirable la atmósfera democrática, ahogando iniciativas tanto al interior de los partidos como entre la ciudadanía.
Por el momento no se ven en el escenario político alternativas al “modo zombi”, sin capacidad de reacción frente al oficialismo en el que se encuentran los partidos opositores, pero empiezan a surgir voces nuevas que podrían canalizar el descontento y desánimo existente en la sociedad.
Lo cierto es que las organizaciones políticas están cavando su propia tumba al persistir en su mismo comportamiento. Sin una fuerte sacudida, proveniente del exterior de los partidos, es factible la aparición en el horizonte de un estrechamiento del camino democrático.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
¿Ya están muy desgastadas las corcholatas del presidente López Obrador, que por eso Mario Delgado ya incluyó al senador Ricardo Monreal, o el dirigente de Morena se saltó las trancas?
@Edumermo