El sexenio avanza inexorable y los anhelados resultados del cuatroteísmo no llegan. Por eso, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha profundizado los sofismas de su argumentación, a fin de presentar el mundo idílico que le gustaría ya estuviese presente y le garantizara un lugar privilegiado en la historia.
Este miércoles, en su mañanera, nuevamente salió en defensa de su proyecto, con justificaciones tan inverosímiles y fuera de contexto. La narrativa se convirtió en un conglomerado de metáforas, muy al estilo de José Luis Guerra o Ricardo Arjona, donde el surrealismo se enseñoreó del escenario.
Haciendo uso y abuso del “lujo barato” de esos cantautores, el primer mandatario aventuró que si no hubiera obtenido el triunfo en las elecciones de 2018, el país estaría hundido en”caos” y “destrozado” por completo, a causa del saqueo, en materia económica, ejercida durante el periodo neoliberal.
“No soy adivino, pero tengo sensibilidad” afirma, aunque esos recursos sean insuficientes para borrar o desaparecer los indicadores que organismos como el Inegi y el Coneval dan a conocer sobre el verdadero estado que guarda la nación en estos momentos y desde el inicio de la gestión lopezobradoriana.
Desde su bola de cristal, que debe consultar con frecuencia en sus aposentos temporales de Palacio Nacional, López Obrador aseveró que si no se hubiese dado el cambio en el 2018 ya Pemex estaría en bancarrota, la CFE lo mismo, y hundido el país.
Para el titular del ejecutivo las pérdidas y deudas cuantiosas y crecientes de ambas paraestatales, que se encuentran entre las empresas más endeudadas del mundo en su especialidad, no son de relevancia, ni tiene la menor importancia que este “Fobaproa energético” lo estemos pagando por largo tiempo.
Niega que durante su mandato la mayoría de los mexicanos se hayan empobrecido y que alrededor de 10 millones de mexicanos se incorporaran a las filas de la pobreza y de la pobreza extrema. Desde su burbuja palaciega, el pueblo de México “no ha empobrecido” y se mantiene el nombre de México en todo lo alto.
En una más de sus metáforas arjonianas, señala con cierto dejo de autosuficiencia que de no ser él quien encabece el gobierno cuatroteísta, cualquier otro grupo “no hubiesen podido enfrentar la pandemia como lo hicimos, hubiese costado muchísimo más vidas, estaría el país destrozado”.
Los 600 mil muertos por el Covid-19 se le hacen pocos; lo mismo los más de dos mil niños con cáncer que fallecieron por falta de medicamentos, y los otros miles por diversos padecimientos. Pero eso si prometiendo medicinas gratuitas, después de tres años de desabasto y sin posibilidades de pronta solución.
Orondo, López Obrador asegura que su movimiento logró estabilidad económica, financiera, no se endeudó al país, cuando todas esas condiciones existen desde mediados de la última década del siglo pasado. Es más, datos recientes muestran que estos indicadores ahora sufren un deterioro como nunca antes en los 25 años previos.
Si bien nos va, la economía alcanzará los niveles previos a su llegada al poder hasta finales de 2022; es decir, cuatro años de crecimiento económico perdidos; la deuda pública aumenta y cada vez representa una mayor proporción del PIB; y la pobreza laboral y la informalidad van en aumento.
Las decenas de cuerpos colgados en puentes en diversas ciudades, son testimonio fehaciente de su gobierno transformador y revolucionario en materia de seguridad, a pesar del incremento sustancial en el gasto y el número de elementos en las fuerzas del orden.
La narrativa arjoniana del no caos del cuatroteísmo, es insostenible en los hechos. Y como el cantautor guatemalteco, cada mañana nos receta metáforas como: “De más está a decir que sobra decir tantas cosas / O aprendes a querer la espina, o no aceptes rosas”.
He dicho.
@Edumermo