El nuevo holding verde olivo anunciado por el presidente sin nombre y sin estatua, debería tener como propietarios a todos los mexicanos, que somos los que aportamos el capital con el pago de nuestros impuestos, ni más ni menos.
Si supuestamente Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad son del pueblo, ¿por qué en el caso de la empresa de las fuerzas armadas se le otorga un trato tan privilegiado? Empresa que no tiene ni Obama -diría el clásico.
En términos llanos, estamos frente a un agandalle gigantesco en despoblado de los esfuerzos realizados por cada contribuyente, por más que se diga que se nos quiera dorar la píldora de que dicha empresa nacerá sin deudas, lo cual no representa ningún beneficio para la población
El excesivo protagonismo que el innombrable mandatario ha otorgado a la milicia en las actividades productivas, violentando inclusive nuestra Carta Magna, deja en calidad de convidado de piedra al poder legislativo que, hasta donde se conoce, nunca aprobó esa cesión de recursos públicos a las fuerzas armadas.
De facto, se trata de una réplica del modelo adoptado por Adolfo Hitler hace cerca de 100 años, que entregó a su ejercito las principales ramas económicas, consiguiendo con ello no solo lealtad, sino que los convirtió en pilares que sostenían su régimen autoritario.
Como ya lo habíamos mencionado en este espacio, la reestructuración militar anunciada en agosto del año pasado, cuando se formalizó la creación de la primera comandancia del Ejército Mexicano, a cuyo frente quedó Eufemio Alberto Ibarra Flores, iba en el sentido de tener una milicia de dos cabezas.
Una, de ellas, cual guardia pretoriana, se encargaría de la seguridad pública e interior. Para ello, se hace necesario una reforma constitucional para formalizar lo que en los hechos ya existe, de que la Guardia Nacional forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.
La otra, encargada de los jugosos negocios que se espera dejen el control y administración de los complejos aeroportuarios y tranviarios, además de los pequeños establecimientos en la fabricación de armas y uniformes, más los que se vayan incorporando.
El tono jubiloso del presidente sin nombre al hacer el anuncio de esta gran expoliación del dinero de los mexicanos es como para reflexionar sobre si ¿debemos los mexicanos plegarnos a los caprichos y debilidades de quien está al frente de la nación, a costa de nuestros derechos y libertades?
“Se tomó la decisión de crear una nueva empresa llamada ‘Olmeca, Maya Mexica’ la cual va a manejar este aeropuerto civil (Felipe Ángeles); el de Tulum, el de Chetumal y el de Palenque.
“Esa misma empresa va a manejar los mil 500 kilómetros del Tren Maya y esa empresa que va a depender de las fuerzas armadas, va a destinar el 75 por ciento de sus utilidades para las jubilaciones de marinos, de soldados, de integrantes de las fuerzas armadas.
“No va a quedarle a la nueva empresa un centavo de deuda porque todo lo que se está construyendo es de presupuesto público. Al contrario, vamos a pagar hasta por adelantado el mantenimiento del Tren Maya”.
Como comandante supremo de las fuerzas armadas, el mandatario ¿será uno de los accionistas del holding verde olivo?
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Los diputados de Morena, aprobaron la desaparición del Fondo de Desastres Naturales y ahora quieren “revivirlo” con la morralla que les quitarían a los partidos políticos. El propósito, más que ayudar a damnificados, es provocar desastres electorales.
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