El pasado 01 de marzo, la Secretaría de Educación Pública (SEP) eliminó el programa “Escuelas de tiempo completo”. Lo anterior, se hizo público a través del Diario Oficial de la Federación, en el que se dieron a conocer las nuevas reglas de operación de “La Escuela es Nuestra” para el presente año.
Al respecto, la organización “Mexicanos Primero” en un comunicado señaló que “Esto acabará con el apoyo en alimentación y educación de 3.6 millones de niños y adolescentes”.
Por otro lado, Sylvia Schmelkes, extitular del desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), dijo que la eliminación del Programa de Escuelas de Tiempo Completo provocará un crecimiento de la desigualdad, menor aprendizaje, mayor desnutrición infantil y una baja en ingresos familiares.
El pasado viernes, la Jefa de Gobierno de la capital, aseguró que “mantener las escuelas de tiempo completo en la CDMX es un compromiso, y que contarán la colaboración y el acompañamiento de la SEP”.
Al respecto, debemos señalar que la Carta Magna establece en su artículo tercero que toda persona tiene derecho a la educación. Pero la Constitución Política de la Ciudad va más allá, y establece en su artículo 8, apartado A, numeral 7 que las autoridades educativas promoverán la ampliación paulatina de las jornadas escolares hasta un máximo de ocho horas con programas artísticos, deportes y de apoyo al aprendizaje.
Por lo tanto, no existe ningún “compromiso”, sino un mandato constitucional para educar a nuestros hijos en una jornada de 8 horas, con programas de calidad.
Resulta preocupante y alarmante que el Gobierno Federal tome este tipo de decisiones, no sólo sin escuchar a la ciudadanía, sino perjudicando a la clase trabajadora, las personas que van al día, las madres solteras y las niñas y niños que podían comer en la escuela. Incluso muchas madres y padres, tendrán que cambiar o abandonar sus empleos. Lo bueno es que en este gobierno serían “primero los pobres”.