Todo indica que la “justicia retributiva” no alcanzará a Claudia Sheinbaum -la chica de rojo- y, por tanto, sus aspiraciones presidenciales pasarán a mejor vida, aunque en su vestimenta porte la imagen de la Virgen de Guadalupe, como detente ante el infortunio.
En vísperas del festejo del Día de la Madre, a la jefa de gobierno de la Ciudad de México se le aparecieron sendos informes cuestionando sus responsabilidades al frente de la capital del país.
De una parte, la publicación del tercer informe de la consultora noruega DNV sobre las causas del derrumbe de un tramo de la Línea 12 del Metro, en el cual su administración no sale indemne, explica su negativa inicial de dar a conocer los resultados finales del peritaje en torno a la llamada “línea dorada”.
El reporte de DNV habla de “fallas concurrentes” desde el diseño, construcción, supervisión y mantenimiento. Es decir, involucra los gobiernos de la capital del país desde 2006 hasta la fecha, por lo cual, además de los contratistas, están involucrados Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera y la propia Claudia Sheinbaum.
De confirmarse la veracidad del peritaje, dos de las corcholatas del presidente sin nombre y sin gracia tendrían un gran hándicap en contra para obtener la bendición presidencial y la nominación de Morena rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.
Pero el mal fario para la chica de rojo no termina ahí. Hoy el instituto de transparencia de la capital del país (INFO CDMX) instruyó a la Secretaría de Salud local a informar, con pelos y señales, todo lo relativo a la aplicación del medicamento Ivermectina a alrededor de 200 mil habitantes de la Ciudad de México, el cual se hizo sin su consentimiento y sin el soporte científico que lo avalara.
Si de por sí ya era poco efectiva y lucidora su actitud de convertirse en correa de transmisión acrítica de los dichos del mandatario sin nombre, la imagen de verla apresurar el paso para salir en la foto junto al ejecutivo sin gracia y los jerarcas católicos muestra a una gobernante presurosa por salir en la foto.
Hasta antes de las elecciones federales de 2021, la jefa de gobierno se daba sus mañas para mostrar cierta independencia frente a su vecino de Palacio Nacional, en especial en el manejo de la pandemia.
El severo revés sufrido en las elecciones intermedias, donde perdió la mitad del bastión de la izquierda, la dejaron sin ideas propias y decidió asumir el papel de megáfono y hacer suyos los traumas presidenciales, en un papel de servidumbre indigno, al hacer a un lado y dejar de representar a quienes le otorgaron el cargo.
Ese comportamiento tuvo efecto en la escasa participación ciudadana en la consulta de revocación de mandato, donde los habitantes de la capital del país volvieron a cobrarle factura por su excesiva subordinación, dejándola en calidad de regenta y no de jefa de gobierno.
Para las otras corcholatas, Claudia Sheinbaum es la “rival más débil”; lo mismo para la oposición. De cómo salga en sus lances con DNV y el uso de la Ivermectina, dependen sus posibilidades de alcanzar la candidatura presidencial de Morena para el 2024.
Sin embargo, un triunfo de Sheinbaum Pardo en las encuestas, sólo confirmaría la sospecha del interés del presidente sin nombre por instaurar un maximato. Ni cómo ayudarla a quitarse ese estigma.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Con los asesinatos de Yessenia Mollineado Falconi y Sheila Johana García Olivera, suman siete los representantes de los medios de comunicación ultimados durante la administración de Cuitláhuac García. A nivel federal, suman 11 los periodistas ejecutados tan sólo en 2022.
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