La estrategia de seguridad está dando resultados gracias al esfuerzo diario del gabinete de Seguridad Nacional del gobierno de la Cuarta Transformación.
Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que en 2021 se documentaron 35 mil 625 homicidios lo que representó un descenso de mil 148 delitos principalmente por agresión con arma de fuego con respecto a 2020.
Los descensos se registraron en Guanajuato, Chihuahua y Ciudad de México principalmente, lo que demuestra que la Estrategia Nacional de Seguridad está dando resultados, y empiezan la disminución de delitos sobre todo por armas de fuego.
Querétaro, Tlaxcala y Aguascalientes son las entidades con el menor número de homicidios, con cuatro, cinco y ocho, respectivamente a lo largo del 2021; y es que el Ejecutivo Federal ha emprendido un cambio de paradigma en materia de seguridad nacional y seguridad pública.
Entre 2006 y 2018 los gobernantes pretendieron resolver los problemas de inseguridad y la violencia delictiva mediante acciones de fuerza militar y policial que llamaron “populismo penal” que consistió en endurecer los castigos a las acciones delictivas lo cual resultó catastrófico.
La estrategia dejó un altísimo saldo de muertos, desaparecidos, lesionados, además de una crisis de derechos humanos, gravísimo daño al tejido social además de una descomposición institucional sin precedentes.
El 2 de enero de 2007, Felipe Calderón ordenó desde Apatzingán, Michoacán la participación de las Fuerzas Armadas en lo que denominó “guerra contra el narcotráfico”; lo hizo para tratar de legitimarse luego del fraude electoral con que llegó a la presidencia. A lo largo de su sexenio se produjo el mayor índice de letalidad registrado desde la Revolución mexicana.
Hoy ya no vivimos los llamados “daños colaterales” y a los integrantes de las Fuerzas Armadas ya corren riesgos de manera irresponsable y tampoco se les utiliza para cometer excesos “y ejecutar órdenes cobardes e inhumanas, (…) nada es más valioso que la vida”, como ha comentado el Presidente López Obrador.
Los riesgos y amenazas a la seguridad nacional pasan por 16 temas específicos que son: las emergencias y las catástrofes; la vulnerabilidad del espacio marítimo; la vulnerabilidad energética; la tensión estratégica y regional; el espionaje e injerencias desde el exterior; el crimen organizado y la delincuencia grave; los efectos del cambio climático y de la degradación del medio natural.
Además del terrorismo y radicalización violenta, la vulnerabilidad aeroespacial; la proliferación de armas de destrucción masiva; las amenazas a las infraestructuras críticas; las campañas de desinformación; los flujos migratorios irregulares; las epidemias y pandemias; la vulnerabilidad del ciberespacio; y la inestabilidad económica y financiera.
En días recientes, desde Palacio Nacional, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) agradeció a las Fuerzas Armadas, de seguridad nacional, estatal y municipal por su trabajo y esfuerzo.
La seguridad nacional somos todos; los ciudadanos, los gobiernos de los estados, de los municipios que participan diariamente en las mesas de construcción de paz y seguridad, las mesas de paz estatales, y regionales; además de la secretaría de la Defensa, la secretaría de la Marina, de la Guardia Nacional, del Centro Nacional de Inteligencia así como de los elementos de la Secretaria de Seguridad ciudadana; las fuerzas de seguridad estatales, municipales, y los integrantes que realizan la procuración e impartición de justicia.
El gobierno de México avanza en la construcción de la paz, se trabaja todos los días en la coordinación de programas y acciones entre los Tres Niveles de Gobierno, para regresar la paz a las comunidades y contribuir a preservar la tranquilidad, el orden público y la paz.
Todos estos esfuerzos se coordinan mediante la Estrategia Nacional de Seguridad, que parte del reconocimiento de que las causas de la violencia y el delito son estructurales y multidimensionales.
Debemos evitar que las condiciones de pobreza y desigualdad sean aprovechadas por el crimen organizado para reclutar a nuestros jóvenes; y para ello la Estrategia de Seguridad marca ocho ejes prioritarios: la erradicación de la corrupción, garantizar la paz y seguridad; actuar con pleno respeto y promoción de los derechos humanos, promover la regeneración ética de la sociedad; avanzar en la reformulación del combate a las drogas, continuar con la construcción de la paz; recuperar y dignificar los centros penitenciarios, fortalecer la seguridad pública, la seguridad nacional y la paz.
Ya lo dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y cito: “Vamos a seguir avanzando en pacificar el país. Es un desafío, es una responsabilidad, es una convicción. Si no terminamos de pacificar a México, por más que se haya hecho, no vamos a poder acreditar históricamente a nuestro gobierno”.
El reto es regresar la paz y la seguridad a los estados, municipios y comunidades del país, lo cual exige la colaboración, el esfuerzo y el trabajo constante de todos nosotros como lo venimos haciendo.