Aunque el riesgo de morir aumenta en las carreteras del país por las altas velocidades que en ellas se alcanzan, la mayor parte de los accidentes se registran en las zonas urbanas y suburbanas, por lo que es importante que todos los conductores conozcan las leyes y reglamentos de tránsito de los estados y municipios y tomemos conciencia.
México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial y el tercero en Latinoamérica en muertes por siniestros de tránsito. La velocidad excesiva es la causa de más de la mitad de los accidentes en las carreteras del país. (INEGI).
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad las estadísticas, a octubre de 2022, reflejan que ocurrieron mil 141 muertes al mes en siniestros viales, un promedio de 38 al día y el número de lesionados creció un 28% en comparación con el año 2021.
De hecho, las cifras de 2022 indican un aumento de accidentes mortales de hasta 40% en comparación con hace 7 años. En 22 estados de la República aumentó el número de muertes por accidentes de tránsito.
Las cifras anteriores son reflejo de la importancia de continuar trabajando en conjunto para transformar la movilidad del país. En este contexto, estuvimos en Puerto Vallarta, Jalisco en el Taller Nacional para Informar sobre la Armonización de la Leyes Estatales de Movilidad y Seguridad Vial.
Reitero mi agradecimiento a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano del Gobierno de México y a su Secretario Román Meyer Falcón por el impulso a estos espacios donde podemos fortalecer las bases de la Movilidad y Seguridad en todo México.
Aprobada por unanimidad por el pleno del Senado de la República y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 17 de mayo de 2022: de conformidad con su artículo 1°, la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial (LGMSV), tiene por objeto dotar de herramientas a la población para que se ejerzan en condiciones dignas y óptimas su derecho a la movilidad.
Permite también que México avance en el cumplimiento de los objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 como el de promover la inclusión y reducir el número de muertes y lesiones causados por accidentes viales.
Tenemos que anteponer desde mi punto de vista la concientización; por supuesto que son importantes los reglamentos de tránsito y las sanciones para quien lo incumple, pero lo más importante es que nos concienticemos como sociedad.
Es importante recalcar que más de un tercio de nuestro país no tiene una Ley de Movilidad y Seguridad Vial, y esto nos lleva a una tarea inminente para empujarla en cada uno de los estados de la República que aún no la tienen como Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas.
Esta Ley establece los mecanismos y acciones para la gestión de factores de riesgo que permitan reducir las muertes y lesiones graves ocasionadas por siniestros viales, así como salvaguardar la vida e integridad física de las personas usuarias del sistema de movilidad.
También procura promover la toma de decisiones con base en evidencia científica y territorial en materia de movilidad y seguridad vial, así como sentar las bases para la política de movilidad y seguridad vial bajo un enfoque sistémico y de sistemas seguros, a través del Sistema Nacional de Movilidad y Seguridad Vial y la información proporcionada por el Sistema de Información Territorial y Urbano.
El propósito es priorizar el desplazamiento de las personas, particularmente de los grupos en situación de vulnerabilidad, (mujeres, personas con discapacidad, adultos mayores, comunidades indígenas, afrodescendientes, niñas , niños y adolescentes) así como bienes y mercancías, con base en la jerarquía de la movilidad señalada en esta Ley para disminuir los impactos negativos sociales, de desigualdad, económicos, a la salud, y al medio ambiente para así reducir muertes y lesiones graves ocasionadas por siniestros viales, para lo cual se debe preservar el orden y seguridad vial.
Es prioritario asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con los demás al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información, y otros servicios e instalaciones abiertos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como rurales, con el fin de eliminar o reducir las desigualdades y barreras de tipo actitudinal, social, cultural o económico que los afectan.
Es también relevante la atención médica prehospitalaria que debe entenderse como la otorgada a las personas cuya condición clínica considera que pone en peligro la vida, un órgano o su función, con el fin de lograr la limitación del daño y su estabilización orgánico-funcional, desde los primeros auxilios hasta la llegada y entrega a un establecimiento para la atención médica con servicio de urgencia, así como durante el traslado entre diferentes establecimientos a bordo de una ambulancia.
Observar así mismo el tema de la “calle completa”, diseñada para facilitar el tránsito seguro de las personas usuarias de las vías, de conformidad con la jerarquía de la movilidad, que propician la convivencia y los desplazamientos accesibles y eficientes.
Deben considerarse los criterios de diseño universal, la ampliación de banquetas o espacios compartidos de circulación peatonal y vehicular libres de obstáculos, el redimensionamiento de carriles para promover velocidades seguras, carriles exclusivos para el transporte público, infraestructura ciclista y señalética adecuada y visible en todo momento.
Es importante tomar en cuenta el diseño universal que debe entenderse como el diseño de productos, entornos, programas y servicios en materia de movilidad y seguridad vial, que puedan utilizar todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación ni diseño especializado. El diseño universal no excluirá las ayudas técnicas para grupos particulares de personas con discapacidad cuando se necesiten.
A través de la educación vial se debe promover una cultura vial en la población, dirigida a todas las personas usuarias de la vía, con el objetivo de generar cambios en los patrones de comportamiento social que incluyen la gestión de velocidad, es decir circular a una velocidad segura y, en consecuencia, reducir el número de siniestros de tránsito y las lesiones graves o muertes.
Por supuesto que también deben respetarse los límites de velocidad; todos sabemos que no es lo mismo un accidente a 150 kilómetros por hora que a 30; y conservar el alcoholímetro; alguien alcoholizado es un peligro para sí mismo y para la sociedad.
El gran reto de una ley es que se cumpla, y que se logren los objetivos para los que fue creada. Estoy comprometido con la tarea que nos toca para que la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial logre los cambios a nivel territorio y para que la sociedad mexicana tenga una movilidad cada vez más segura.