“Menos escritorio, más territorio” suena bien en el cartel. Pero cuando se ponen en fila los datos públicos, la historia es menos épica: hubo más dinero en algunos rubros, no hay avances sustantivos en los indicadores y la percepción ciudadana permanece estancada. Tras 24 de 72 meses, lo que asoma no es una fórmula distinta para gobernar, sino cambios cosméticos que no alteran la vida diaria en el Estado de México.
Seguridad: más presupuesto, misma duda en la calle
El gobierno puede decir que reforzó el sector. Y es cierto: en 2025, el Sector Seguridad alcanza su nivel más alto del trienio, con seguridad pública como su columna vertebral (Gacetas de Presupuesto 2023–2025). También mejoró la capacidad formal: la fuerza estatal ronda ~1 policía por cada 1,000 habitantes (aún lejos del estándar federal de 1.8), y 77.7% del personal cuenta con Certificado Único Policial (INEGI, CNSPE 2025). El problema es que la realidad no acompaña. El 089 registró 64,198 denuncias anónimas en 2024, con extorsión y fraude en la cima; a nivel nacional, los incidentes 089 crecieron +42.1% y 74.6% de las llamadas estatales fueron improcedentes (INEGI, CNSPE 2025). Y el costo humano es doloroso: 60 integrantes de instituciones estatales fallecieron en 2024 (CNSPE 2025). Para sostener “bajó el delito” se necesita que tres agujas bajen juntas durante 12–24 meses: incidencia (SESNSP), percepción urbana (ENSU) y demanda (089/911). Hoy esa sincronía no está acreditada.
Salud: impulso en 2024, tijera en 2025
En 2024 hubo un empujón presupuestal; en 2025 se recorta. La serie nominal es clara: $69.66 → $79.61 → $70.68 mil millones (Gacetas 2023–2025). Sin un tablero de abasto (claves, piezas, tiempos de entrega), es imposible afirmar que el paciente recibió más y mejor. La austeridad no cura; y menos si rompe la tendencia justo cuando debía consolidarse.
Educación: prioridad estable, no transformación
El gasto sube en 2024 y se aplana en 2025 ($117.96 → $123.53 → $123.15 mil millones). Mantener el piso es preferible a retroceder, pero está lejos de la “gran transformación”. Sin metas públicas de aprendizaje y permanencia, el presupuesto luce más a administración que a cambio.
Economía y movilidad: el pico fue 2024; 2025 afloja
El sector económico y movilidad tuvieron su año fuerte en 2024, y perdieron inercia en 2025 ($19.80 → $27.90 → $21.62 mil millones y $15.66 → $22.64 → $15.46 mil millones, respectivamente). Los programas de empleo se mantienen en niveles modestos ( $0.9 mil millones): demasiado poco para mover informalidad o salarios. Mensaje político hay; motor estructural, no.
Programas sociales: más transferencias no es menos pobreza
El gasto social crece y eso se nota en las carteras públicas; pero sentenciar “se redujo la pobreza” requiere CONEVAL. Sin esa medición en mano, lo que sí puede afirmarse es que hay más apoyos, no que hayan disminuido estructuralmente las carencias.
Medio ambiente y agua: agenda reconocida, músculo corto
SEMADS sube en 2024 y cede ligeramente en 2025 ($806.8 → $979.5 → $961.6 millones; Gacetas). El Plan estatal reconoce falta de agua, deforestación y erosión; el presupuesto no muestra un viraje de primer orden. En seguridad ambiental, 2024 cerró con 96 tomas clandestinas de hidrocarburos aseguradas y 99 robos o asaltos en carreteras estatales (INEGI, CNSPE 2025): delitos económicos que exigen capacidades especializadas y coordinación, hoy insuficientes.
Corrupción: muchas carpetas, pocas sentencias
El punto de partida era malo: en 2021, 84% de quienes tuvieron contacto con autoridades de seguridad reportó corrupción (INEGI, ENCIG; PDEM 2023–2029). En 2022–2023 hubo 4,987 carpetas por corrupción; 100 se judicializaron y 35 llegaron a sentencia condenatoria (PDEM). La consigna de “cero corrupción” no se mide en conferencias: se mide en condenas. Y ahí la aguja sigue casi inmóvil.
Toluca: capital sin alivio
Si “menos escritorio, más territorio” fuera una realidad, Toluca tendría que mostrarla primero. No ocurre. La ENSU reporta que en enero–junio 2025 45.5% de los hogares toluqueños padecieron robo, extorsión y/o fraude (corte de victimización de hogares, T22025). En el 089, la capital figura entre los municipios con más reportes —otra vez por extorsión y fraude—. La “regla de las tres agujas” no cuadra: victimización alta, demanda alta y percepción que no mejora.
A esto se suma lo cotidiano: baches que no ceden, intermitencias de agua y una coordinación de gobierno que se siente rota, mientras el presidente municipal concentra su energía en la reelección. Con Movilidad a la baja en 2025, la ciudad lo resiente en mantenimiento y servicios; y con salud recortada respecto a 2024, el mensaje de “más atención y medicinas” se queda en el eslogan. Toluca ¨La Guapa” —donde el cambio debería verse primero— no lo ve, solo puras campañas cosméticas.
Lo que sí y lo que falta
Sí hubo más presupuesto en seguridad y mejor certificación policial; es un paso que se reconoce. No hay evidencia de que los indicadores caminen con la gente: la percepción no mejora, la demanda no cede y la incidencia no se acredita a la baja con series consistentes. En salud, se rompió la pendiente; en educación, la meseta; en economía y movilidad, la desaceleración; en medio ambiente, la inercia; en corrupción, la impunidad. Del pasado pueden criticar muchas cosas; pero si la promesa era marcar una diferencia, hoy no aparece. El gobierno necesita un tablero trimestral público que cruce carpetas (SESNSP), percepción (ENSU por ciudad) y demanda (089/911); metas en extorsión y robo de vehículo; tiempos de respuesta del C5; abasto verificable de medicinas; y tasas de judicialización y sentencia que suban de verdad.
Hasta entonces, la sensación es inevitable: no han hecho lo que afirmaron que sabían hacer. Se trabaja más en el anuncio que en el cambio. ¿A dos años de gobierno, qué celebramos?