La presidenta Claudia Sheinbaum señaló a inicios de esta semana que su Gobierno presentará su propuesta de reforma electoral en enero próximo. Uno de los ejes fundamentales será la revisión de las candidaturas plurinominales para senadores y diputados, por lo que cabe preguntarse: ¿son representantes del pueblo o refugiados del poder?
Este tema exige un análisis profundo, recordemos que los legisladores de representación proporcional provienen de las listas negociadas al interior de los partidos o por imposición, aunque en otros institutos políticos se les llame “tómbolas”. Como menciona José Woldenberg, politólogo y expresidente del IFE, “el problema no es la representación proporcional en sí, sino el secuestro de las listas por parte de las cúpulas partidistas, lo que convierte un mecanismo de pluralismo en un sistema de premios y protección para las élites”.
Es conveniente considerar si los legisladores que hoy nos representan por esa vía son los que necesita México: si son los más preparados, con conocimiento y experiencia sobre la responsabilidad pública y la problemática estatal y nacional; si son mujeres y hombres honorables, honestos, respetuosos de la ley, abiertos al diálogo y al consenso, con altura de miras.
Porque tenemos ejemplos de sobra en el Senado de la República, donde hay 32 plurinominales (13 de Morena, 6 del PAN, 4 del PRI; Movimiento Ciudadano, PT y PVEM con 3 cada uno). Algunos carecen de principios, valores y, sobre todo, muestran una total falta de compromiso y lealtad hacia los mexicanos, degradando la actividad legislativa.
Ejemplos:
• Morena: donde se encuentran Adán Augusto López Hernández quien llegó tras no ser favorecido con la candidatura Presidencial. Según el portal oficial del Senado, en lo que va la Legislatura solo ha presentado tres iniciativas; pero destaca, como lo publicó el periódico Reforma, por gastar discrecionalmente cerca de 1,900 millones de pesos al ser el presidente de la Junta de Coordinación Política. Además de enfrentar escándalos por la procedencia de sus recursos y por sus vínculos con su exsecretario de seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, involucrado con la delincuencia, etc.
Alejandro Esquer Verdugo, ex secretario particular del expresidente López Obrador, quien no ha presentado ninguna iniciativa y Gerardo Fernández Noroña quien perdió la candidatura a la Presidencia, sin presentación de alguna iniciativa y que se ha caracterizado por negarse a transparentar la procedencia de sus recursos y por su menosprecio a la ley.
• PAN: Marko Cortés Mendoza, fue presidente del PAN de 2021 a 2024, cuestionado por sus militantes por la debacle de su partido en la última elección. Solo ha presentado 5 iniciativas.
• PRI: Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional de su partido, acusado por la Fiscalía de Campeche por presuntos delitos de enriquecimiento ilícito, peculado, etc., con solicitudes de desafuero. En el Legislativo ha presentado 23 iniciativas.
• PT: Alberto Anaya Gutiérrez, con 35 años dirigiendo a su partido, aliado de Morena, solo ha presentado un par de iniciativas.
• PVEM: Manuel Velasco Coello, perdió la candidatura a la Presidencia, ex gobernador de Chiapas por el PVEM, PRI y Nueva Alianza, involucrado en escándalos de supuestos desvíos de recursos durante su gobierno. No registra iniciativas presentadas.
En cuanto a los 200 diputados federales plurinominales, destacan los morenistas Cuauhtémoc Blanco, quien no ha presentado iniciativas y ha sido captado sesionando desde una cancha de pádel, además de ser señalado por la Fiscalía de Morelos por un presunto intento de violación. Pedro Haces con tan solo 4 iniciativas, envuelto en escándalos de opulencia y quien afirma que “… a diferencia de otros políticos con una larga cola de historias oscuras, la suya es corta…” (Proceso), entre otros.
Giovanni Sartori consideraba que “el representante debe ser algo más que un simple delegado, debe poseer la capacidad técnica y el compromiso moral para actuar en nombre del interés general, no solo del partido que lo colocó en una lista cerrada”, tesis que en México parece no aplicar.
De ahí la importancia de la reforma de enero, que es el llamado a eliminar las “cuotas de poder” y “tómbolas”, porque el país necesita instituciones sólidas que funcionen más allá de los intereses personales y de partido, la pregunta sería: ¿estamos listos para exigir legisladores que deban su silla al ciudadano y no a su lealtad con sus cúpulas?












