La proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos está generando roces entre México y si vecino del norte, que independientemente de quién obtenga el triunfo entre demócratas y republicanos, la época de supuesto amor y respeto entre los ejecutivos de ambos países estaría llegando a su fin, lo que podría impactar negativamente los vínculos de toda índole existentes entre ambas naciones.
Los dos mandatarios, Donald Trump y López Obrador, tienen frente a si manifestaciones de descontento de diversos sectores sociales. La pandemia causada por el Covid-19 y sus efectos en sus respectivas economías, les han mermado su capacidad de gestión, por lo que tienen que recurrir a balandronadas para no perder el respaldo de sus seguidores.
Así, el presidente Trump ha vuelto a retomar su discurso antimexicano en sus actos de campaña, lo que ha alentado a otros grupos a ejercer presión sobre el gobierno mexicano, sobre todo en materia de narcotráfico, campo en el cual sienten que México no ha hecho suficientes esfuerzos en su combate, por lo que las autoridades norteamericanas han decidido actuar por su cuenta, dejando de lado cortesías y diplomacia.
En meses recientes han sido arrestados más de 1500 mexicanos en territorio estadounidense por tráfico de estupefacientes. Y la cereza del pastel fue la detención del ex secretario de Defensa mexicano, Salvador Cienfuegos, por presuntos vínculos con el narcotráfico, que se viene a sumar a la de Genaro García Luna, por semejantes acusaciones.
A lo anterior, se suman los reclamos al gobierno de Donald Trump de abogados y legisladores de EU por la política restrictiva que está llevando a cabo la administración obradoriana en materia energética que, desde su punto de vista, afecta los términos del tratado de libre comercio que ambas naciones y Canadá suscribieron hace unos meses.
En el caso de Salvador Cienfuegos, el presidente Andrés Manuel López Obrador está molesto por la actuación de la DEA, la Administración de Control de Drogas del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Irritación mayor porque en nuestro país ni siquiera había una carpeta de investigación sobre las actividades del general, por lo cual anticipó que se revisaría las actividades de la DEA en México.
En materia energética, además de las duras peticiones norteamericanas, internamente la Corte echó para atrás sus pretensiones de favorecer a la CFE y minimizar la participación privada en la generación de electricidad, a través de energías limpias. Y cual si fuera niño héroe, se envolvió en la bandera del nacionalismo, para defender el derecho soberano de México de seguir usando energías fósiles, como el carbón, en contra de los sistemas limpios, a los que consideró como un sofisma neoliberal.
El desaseo en la elección de la dirigencia de su partido, Morena, y las derrotas sufridas en las elecciones de Coahuila e Hidalgo, así como la polarización generada por la extinción de fondos y fideicomisos, tampoco tienen contento a López Obrador que, a toda costa, busca conseguirle una prótesis a sus huestes y sus aliados para no perder la mayoría en la Cámara de Diputados en el segundo tramo de su gestión.
Por su parte, ubicado por las encuestas en segundo lugar, Donald Trump trata de recuperar terreno. Se debate entre buscar el respaldo de los supremacistas y el voto de los latinos, por lo que no debe extrañar que insista nuevamente en el discurso antimexicano, sin importarle si irrita o no a su contraparte al sur del Río Bravo.
En suma, los opositores de ambos mandatarios se han dado cuenta que los yerros en el manejo de las crisis sanitaria y económica, confirma que ninguno de ellos es invencible, por lo que la recomposición de fuerzas que se avecina tendrá repercusiones en el corto y mediano plazos en las relaciones bilaterales.
De poco les servirá a Trump y López Obrador adoptar posturas machistas para conservar inalterado el romance que habían convenido. El momento amoroso parece desvanecerse y sus repercusiones políticas, económicas y sociales son impredecibles.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Aunque es posible que en la actualidad pueda haber más infectados, no se reflejarán necesariamente en mayor número de fallecidos, aseveró el presidente Andrés Manuel López Obrador, para quien en esta coyuntura de la pandemia ya pasó lo peor y se evitó la saturación de hospitales.