A dos años de gobierno, ¿qué celebramos realmente en el Estado de México? El eslogan “menos escritorio, más territorio” suena bien desde la tribuna, pero cuando los reflectores bajan y la conversación se contrasta con los datos duros, el balance es menos optimista: la victimización sigue alta, la cifra negra no cede —ronda el 93%—, las percepciones ciudadanas no mejoran y, mientras tanto, el presupuesto en salud sufrió un recorte justo cuando debía consolidarse.
Las estadísticas que sí miden lo que ocurre —como ENVIPE y ENSU del INEGI, además del presupuesto clasificado por función— dibujan un panorama que contradice la narrativa oficial.
Del discurso al dato: la pacificación que no fue
Los datos más recientes de ENVIPE, que recogen la experiencia de los hogares independientemente de si se denuncia o no, muestran un retroceso claro en 2023: la tasa de víctimas por cada 100 mil habitantes en el Estado de México subió de 31,182 a 32,971 (+5.7%), mientras que la tasa de delitos se disparó de 36,583 a 51,881 (+41.8%). La cifra negra, es decir, los delitos que no se denuncian, permanece altísima: 92.9%.
Medido con esa vara -la experiencia real, no solo las carpetas de investigación-, el relato de una “pacificación” no tiene sustento empírico.
Toluca: más presencia en discurso que en calle
Toluca, vitrina natural del eslogan “más territorio”, tampoco refleja mejoras. En 2023, su zona urbana registró 17,817 robos o asaltos en calle y transporte por cada 100 mil habitantes. Es decir, en el lugar donde se presume más presencia gubernamental, el ciudadano a pie y el usuario del transporte cuentan una historia distinta: hay relato, pero no gestión efectiva del territorio.
La Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) también pone en entredicho esa narrativa: durante el primer semestre de 2025, el 45.5% de los hogares toluqueños sufrió al menos un delito como robo, extorsión o fraude. En el 089, Toluca figura de nuevo entre los municipios con más reportes por estos mismos delitos.
La “regla de las tres agujas” -victimización, percepción y demanda de seguridad- no cuadra. Las tres marcan en rojo.
A esto se suma lo cotidiano: baches que no ceden, intermitencias de agua y una coordinación de gobierno que se siente rota, mientras el presidente municipal concentra su energía en la reelección. Con Movilidad a la baja en 2025, la ciudad lo resiente en mantenimiento y servicios; y con salud recortada respecto a 2024, el mensaje de “más atención y medicinas” se queda en el eslogan. Toluca ¨La Guapa” —donde el cambio debería verse primero— no lo ve, solo puras campañas cosméticas.
Movilidad sin prioridad
Siguiendo con el Estado de México, en 2025, el presupuesto de Movilidad bajó, y eso ya se siente en el deterioro de los servicios. También el presupuesto en Salud se redujo respecto a 2024 —pasó de $48.45 mil millones de pesos a $42.40 mil millones—. Sin un sistema público que informe el abasto por unidad y mes, con detalles sobre claves, piezas y tiempos de entrega, prometer “más y mejor atención” suena a eslogan vacío. La austeridad en papel no cura.
Capacidad hay, lo que falta es gestión
El Estado de México cuenta con cuerpos policiales y presupuestos relevantes. Si, pese a eso, no mejora la victimización, ni la percepción, ni la impunidad, el problema no es la cantidad de policías, sino la gestión del territorio, la investigación penal y el acceso a la justicia.
En materia de corrupción, la silueta es similar: miles de carpetas abiertas, pero muy pocas sentencias. Con tasas tan bajas de castigo, la disuasión es más discursiva que real.
Presupuesto y promesas: la distancia crece
El presupuesto de Salud bajó en 2025, y aunque en Educación se mantiene el piso ($124.37 mmdp en 2024 y $123.55 mmdp en 2025), no hay señales de transformación estructural. Sostener el gasto es importante, pero convertirlo en mejores aprendizajes y permanencia escolar exige metas claras por nivel y municipio, con resultados auditables. Esa pieza hoy falta.
En cuanto a empleo, los programas suman apenas $900 millones: insuficiente para mover la aguja de la informalidad o los salarios en una economía de este tamaño. El área de Transporte también recibe menos recursos en 2025 ($14.79 mmdp), sin continuidad de inversión, lo que limita cualquier avance en productividad o calidad de vida.
Del dicho al hecho: lo prometido sigue sin llegar
La campaña ofreció seguridad, salud con medicinas, empleo digno, combate a la corrupción y agua para todos. Dos años después, los datos del INEGI y la contabilidad pública no reflejan un cambio de fondo: la victimización sigue alta, los delitos aumentaron en 2023, la cifra negra permanece altísima y la capital del estado reporta de las tasas más graves en robo callejero.
Lo demás, por ahora, sigue siendo escenografía.
Lo que haría la diferencia: tableros, metas, castigos
Si el gobierno quiere pasar de administrar percepciones a mejorar la realidad, necesita una ruta técnica, medible y pública:
- Un tablero trimestral por municipio que cruce ENVIPE/ENSU con operación real (despliegue policial, tiempos de respuesta y avances en investigaciones).
- Metas con responsables para reducir extorsión y robo en calle y transporte, comenzando por Toluca.
- Información pública y desglosada del abasto de medicinas, por unidad médica y por mes.
- Resultados en materia anticorrupción basados en imputaciones y sentencias, no en conferencias de prensa.
Por ahora, hay más maquillaje que territorio. Y en los datos, no hay forma de ocultarlo.
Fuentes:
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INEGI — ENVIPE 2024 (prevalencia, incidencia, cifra negra; cortes Edoméx y Toluca).
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INEGI — ENSU (percepción urbana).
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Gobierno del Estado de México — Presupuestos 2024–2025 (Clasificación Funcional).
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INEGI — Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2025 (capacidades).
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PEF 2023-2025