«Estoy dispuesto a darle el beneficio de la duda, por supuesto, pero el tiempo nos ha hecho escépticos a todos», dice Sergio Sarmiento (Reforma) sobre el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) presentado el lunes 18 de julio. No obstante, «varios especialistas de organizaciones vinculadas a la lucha contra la corrupción me dicen que el nuevo sistema es un avance significativo», aclara antes de mencionar dos casos históricos donde el optimismo era parecido y los resultados fueron llanos: con la Secretaría de la Contraloría General de la Federación, en enero de 1983, con un Miguel de la Madrid en medio de una crisis económica brutal; con Compranet, que tenía el propósito de transparentar las compras y licitaciones gubernamentales, y con la Auditoría Superior de la Federación que se creó al inicio del gobierno de Vicente Fox. Esto, sin embargo, abarca solamente dos párrafos del texto. En los demás el periodista se dedica a enumerar las nuevas características positivas que fundamenta el SNA.
En la misma línea, solamente que con con el exsecretario de la Función Pública Virgilio Andrade como pretexto, Carlos Elizondo Mayer-Serra (Excélsior) acomete sobre el tema del SNA. En esté, afirma, «la clave radica en nombrar al frente de las distintas instituciones que lo conforman a individuos dispuestos a ir al límite en el cumplimiento de las obligaciones; gente honesta y convencida de su tarea de luchar contra la corrupción, con autonomía frente al poder político, no sólo en la letra de la ley, sino en lo más profundo de su corazón…», a diferencia del exsecretario quien, eso sí, nos dejará un legado lingüístico: hacerse el Virgilio.
En El Universal, Carlos Loret de Mola elabora una cronología que inicia con la casa blanca, pasa por año y medio de deterioro en la reputación presidencial, un aumento en la demanda de la sociedad por un sistema anticorrupción, hasta la promulgación del mismo y el «perdón» de Peña Nieto. Abierto, arremete contra el poco interés del presidente a lo largo del sexenio por impulsar una medida de esta tesitura. El obstáculo en el que se convirtió para la construcción de leyes que frenaran la corrupción. Al final, concluye, «la reforma que recién promulgó [EPN] es estructural pero no es suya; es a pesar de él».
«Polarización política aguda, desabasto de algunos productos básicos, una potente ola de violencia delincuencial e intentos de mediación internacional, son las primeras estampas» que marcaron a José Woldenberg (Reforma) en su reciente visita a Venezuela. Pasando por la radiografía política actual, las bases sociales que sostienen los diferentes bandos, la Asamblea Nacional retomada por la oposición y un referéndum revocatorio del presidente de la República, Nicolás Maduro, que no encuentra salida y sí postergación, se intuye una sola cosa: hay un antes y un después del expresidente Chávez. Hoy, el gobierno de Maduro se desmorona.
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