A sabiendas del poco efecto en sus interlocutores, el presidente Andrés Manuel López Obrador, insiste en su labor epistolar y anticipa que enviará a su homólogo de Estados Unidos una nueva misiva, para tratar de convencerlo de replicar en Centroamérica los programas que aplica en México.
Cabe recordar que el aumento en el tránsito de migrantes por nuestro país para llegar a los EEUU, tuvo su origen en la declaración de López Obrador, en el sentido de que la frontera sur sería de puertas abiertas, hasta que Donald Trump le puso un alto.
En fechas recientes, los desastres causados por los fenómenos naturales y la pandemia han traído consigo una oleada migratoria en la que, por momentos, el gobierno mexicano se ve rebasado para contenerla. A la fecha el Instituto Nacional de Migración ha identificado a casi 150 mil personas migrantes en condición irregular en nuestro país.
Pero qué tal, el mandatario mexicano presume, como si fuera logro de su gobierno, las crecientes remesas que nos mandan nuestros paisanos allende nuestras fronteras, cuando antes de asumir el poder sostenía: “está tan mal la economía que muchas regiones del país solo viven del dinero que envían los migrantes a sus familiares. Benditas remesas”.
Sin embargo, en los tiempos que corren, quiere negarles tal bendición a centroamericanos y caribeños, al verse obligado por las autoridades norteamericanas a regular o impedir su paso por territorio mexicano, con destino a Estados Unidos.
Si con la anterior administración estadounidense, el amago de establecer aranceles a las exportaciones mexicanas lo obligó a cerrar la frontera sur, con Joe Biden la donación de vacunas y la aplicación irrestricta de los términos del Tratado de Libre Comercio han servido para que López Obrador haya decidido “seguir ayudando” a Estados Unidos en materia migratoria.
Y quiere sacarse la espina clavada, queriendo imponer su modelo. Es su creencia que sus programas sirven lo mismo para un barrido que para un regado, pues “sembrando vida” y “jóvenes construyendo el futuro” lo mismo los ocupa para apartar a la juventud del narcotráfico que, ahora, en un intento para frenar la migración.
Este asunto lo ha tratado el gobierno mexicano en varias oportunidades, cuando se han dado encuentros con sus contrapartes norteamericanas, sin que haya habido una respuesta positiva, sino más bien un silencio ominoso.
Terco, como es, López Obrador ahora pretende extraerle un compromiso al gobierno de Estados Unidos para que quiénes se inscriban en sus programas estelares, se les aseguren visas temporales, para que puedan ir a trabajar seis meses a EEUU y regresen a trabajar a Centroamérica.
Y como dice el dicho: al buen entendedor, pocas palabras, el gobierno norteamericano informó en un tuit que “Hoy @SecMartyWalsh firmó un nuevo acuerdo con la Embajada de México para proteger los derechos de los trabajadores migrantes mexicanos en los #EEUU. Los derechos de todos los trabajadores son importantes”.
Es decir, el compromiso es con los migrantes mexicanos regularizados y no con los de otras nacionalidades. Así o más claro; mejor que ya ni envié la carta.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Organizaciones sindicales independientes de México tuvieron su primer encuentro con funcionarios laborales de Estados Unidos con quienes analizaron los avances de la implementación de la reforma laboral, en donde destacaron que el voto personal libre y secreto ha dado la oportunidad a los trabajadores en procesos democráticos encaminados a terminar con los contratos de protección.
@Edumermo