Atrapados en la insoportable levedad del pasado, las autoridades federales y de la Ciudad de México, buscan con afán su alma prehispánica, el edén perdido, para escribir una historia que los redima del desastre que han sido sus gobiernos.
Desde el símbolo máximo del poder virreinal -Palacio Nacional-, que tanto escozor causa en el cuatroteísmo, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzará la arenga para conmemorar el inicio del movimiento de independencia de México, que este año tendrá modificaciones para hacer un reconocimiento a las víctimas de Covid-19, la Conquista y la Colonia.
De acuerdo con el programa dado a conocer, la ceremonia del Grito de Independencia de 2021, comenzará con la reproducción en el Zócalo de un video alusivo a la Fundación, Resistencia e Independencia de México.
A continuación, como parte del acto protocolario, en el Salón Embajadores, el primer mandatario encabezó la entonación del Toque de Silencio en memoria de las personas que han muerto durante la pandemia del COVID-19. Y posteriormente, acudió al balcón central a tañer la campana y lanzar la tradicional arenga.
Más allá del carácter anecdótico, este intento de equiparar los decesos ocurridos hace entre 1521 y 1821 con los registrados durante la pandemia, implicaría colocar la actuación y comportamiento de su gobierno en similar nivel al de la monarquía española. Así la confusión mental.
Por su parte, la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, que también ocupa una edificación del virreinato, se ha propuesto “descolonizar Paseo de la Reforma” y como primera medida ha quitado la estatua de Cristóbal Colón, que nada tuvo que ver con la conquista y la monarquía española, para colocar en su lugar una efigie de una mujer indígena.
Su primer proyecto, “Tlali”, tomado desde la absoluta soledad del “pinchi poder” -como diría el clásico- fue dura y ampliamente criticado por amplios grupos sociales, por lo que tuvo que recular en sus intenciones, por lo que la escultura será definida por el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México (COMAEP), como establece la ley.
Después de tres años de gestión federal y local, deberíamos estar acostumbrados al absurdo cotidiano -Raúl Álvarez, dixit- de quienes cambian nombres a las calles, modifican fechas históricas para ajustarlas a sus caprichos, a cambio de seguir ocupando los espacios que les dejaron los opresores del pasado.
Las exigencias porque los descendientes de los conquistadores ofrezcan disculpas por los hechos ocurridos hace cinco siglos, más que ver con un acto de supuesta justicia, es para evitar cargos de conciencia por el abandono en que tienen a los descendientes de los habitantes originarios de estas tierras.
Esta mescolanza de hechos y circunstancias, es propio de quien sigue pensando como colonizado y retrata de cuerpo entero los complejos y traumas que distinguen al gobierno actual; sincretismo que habla de la distopia cognitiva de quienes están al frente de las instituciones.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
En lo que va del gobierno de López Obrador, ya no contamos con alrededor de 700 mil mexicanos: más de 500 mil por la pandemia, 100 mil por homicidio doloso y 92 mil desaparecidos. Cifras que revelan el nivel de paz, armonía y gobernabilidad que tenemos en México.
@Edumermo