Todo indica que las vallas que por momentos rodean Palacio Nacional, no están ahí únicamente para proteger al inquilino temporal de la construcción virreinal, sino también para impedir el acceso a los morenistas que buscan ocupar el lugar del presidente Andrés Manuel López Obrador y se oponen a seguir las reglas del juego.
El anhelo largamente acariciado por el senador Ricardo Monreal Ávila por obtener la candidatura presidencial de Morena a la primera magistratura del país se estaría desvaneciendo, ante el reiterado señalamiento del titular del ejecutivo y del actual dirigente guinda, Mario Delgado, de que la encuesta será el único método de selección.
Desde la época en que Morena era el Partido de la Revolución Democrática, sobre las virtudes de este mecanismo electivo siempre ha estado marcado por el sospechosismo de propios y extraños.
La propia nominación de López Obrador en 2012, cuando compitió con Marcelo Ebrard por la candidatura, dejó dudas y sombras, que sólo fueron superadas por el gesto del ahora canciller de apartarse de la contienda, dejando el paso libre al tabasqueño, por más que ahora diga que ganó en buena lid.
De entonces, a la fecha, los hoy conversos y convencidos morenistas a conveniencia han dado muestras fehacientes de que lo suyo, lo suyo es el manejo poco pulcro de los sondeos que realizan para designar a dirigentes y abanderados.
El propio Monreal Ávila ya sufrió en carne propia cómo el supuesto sondeo de 2018 le impidió ser candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, para favorecer a Claudia Sheinbaum.
La llegada de Delgado Carrillo al frente de Morena no estuvo exenta de sospechas, confirmando con ello que la verdadera encuesta radica en la expresa voluntad del guía espiritual y material de los destinos y designios de dicho partido: Andrés Manuel López Obrador.
Lo mismo ocurrió con las encuestas para designar candidaturas al Congreso Federal y gubernaturas para las elecciones de 2021, donde no obstante los triunfos, Morena perdió cerca de la mitad de los votos obtenidos y la mitad de las alcaldías de la CDMX obtenidos tres años antes.
Ante la insistencia férrea del presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República de aparecer en la boleta electoral de 2024, a través de un mecanismo alterno en el proceso de selección del candidato presidencial, es muy probable que las invitaciones a desayunar a Palacio Nacional se espacien o, de plano se cancelen.
Aun cuando no quiere confrontar al primer mandatario ni convertirse en un elemento de discordia en su partido político, no debiera extrañar que en un futuro no tan lejano en Palacio Nacional se reserven el derecho de admisión cuando se trate de Ricardo Monreal.
En cambio, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon ha decidido participar aceptando las reglas, y está dispuesto a buscar por todos los medios a su alcance -quien sabe si hasta la ignominia- la candidatura presidencial.
En algunos círculos cercanos al morenismo, existe la leyenda de que, a Claudia, Marcelo y Ricardo, en distintos tiempos, el jefe del ejecutivo les dijo u ofreció ser el agraciado o la agraciada para sucederlo, en el entendido de garantizar la pervivencia de la cuarta transformación.
Así, para el común de los mortales, los tres principales aspirantes a suceder en el cargo al tabasqueño, puede ubicarse como: “la consentida”, “el insider” y “el outsider”, sabedores de antemano que sin encuesta -la voluntad presidencial- no hay paraíso, ni Palacio Nacional.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La población joven de México y muchos centroamericanos no podrán ingresar a Estados Unidos, aunque se abra la frontera, no por cuestiones migratorias, sino por haber sido inoculados con la vacuna rusa SputnikV, la cual no ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud ni por las autoridades sanitarias estadounidenses.
@Edumermo