El día domingo se llevaron a cabo elecciones en seis Estados: Aguascalientes, Hidalgo, Tamaulipas, Durango, Quintana Roo y Oaxaca.
Al corte, en que elaboré las presentes líneas, el partido oficial ha resultado triunfador en cuatro entidades de las seis que se disputaban: Hidalgo, Tamaulipas, Quintana Roo y Oaxaca; mientras que la oposición ha resultado virtual ganadora en Aguascalientes y Durango.
Hay algunos hechos que debemos resaltar aquí. El primero, que salieron a votar 11.7 millones de personas, que la participación ciudadana no supera el 55% en ninguna entidad, y que los resultados casi coincidieron en su totalidad con los pronósticos que se tenía al respecto.
El ejercicio de este domingo nos deja varias reflexiones al respecto. La primera de ellas, que la marca “MORENA” y la imagen de un hombre, siguen “vendiendo”, y bastante bien, a pesar de los escándalos de corrupción y violaciones reiteradas al ordenamiento jurídico. La segunda, que contrario sensu, la oposición no está haciendo las cosas correctamente y debe replantear sus técnicas, estratégicas, dirigentes y candidatos. La tercera, que no hemos aprendido que en cualquier sistema “democrático”, resulta un peligro dotar a un sólo partido (o individuo) de todo el poder.