Una de las joyas de la arquitectura religiosa más antiguas del estado de Guerrero, el Santuario de Nuestro Padre Jesús, ubicado en Tecalpulco, localidad del municipio de Taxco de Alarcón, es restaurado por especialistas, bajo la supervisión de arquitectos y restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), luego de que resultara afectado por el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Según descripción del Arzobispado de México —realizada por Juan de Ovando, en 1570—, el Templo de Tecalpulco fue construido por los agustinos en el siglo XVI y dependía de la Parroquia de Taxco y de la cabecera de Taxco el Viejo. Es un espacio de gran devoción en la región, al que miles de personas acuden para venerar a las imágenes y dejar exvotos en los muros norte y sur de su nave principal, como testimonio de su fe.
El arquitecto Juan José Guadalupe García Campos, encargado de los trabajos de recuperación del Santuario, bajo la supervisión y coordinación de los especialistas del Centro INAH Guerrero, detalló que el templo presentó grietas, básicamente en los muros testero, oriente y sur de la nave principal.
Destacó que las mamposterías del santuario están construidas con piedras lajas, similares a las que se usaban en la época prehispánica para edificar estructuras en la región. Actualmente se están inyectando las grietas con el fin de consolidar los muros, y se integrarán dos contrafuertes que el inmueble requiere.
El arquitecto manifestó que el trabajo más delicado que se realizará será la intervención al interior para proteger y conservar la pintura mural, la cual cuenta con cuatro capas pictóricas, la más antigua de principios del siglo XVII.
“El reto es la estabilización de la pintura mural, debido a que muchos aplanados al interior tienen un estado precario de conservación, aunado a la filtración de la humedad, el paso de los años y los daños del sismo”.
Detalló que la pintura cuenta con decorados, principalmente flores y grecas, en colores ocres (los más antiguos); los del siglo XVIII presentan tonos verdes. Ambas pinturas murales son temples, probablemente, aglutinados con gomas; las del siglo XIX son a la cal y dominan los azules y violetas. “Hay posibilidad de encontrar una capa pictórica más antigua, de ahí el valor histórico del templo”.
El santuario cuenta con dos altares: el principal, dedicado a Nuestro Padre Jesús, tiene un diseño de estilo clásico que consta de un baldaquino que se desplanta sobre el altar, conformado con cuatro columnas estriadas, capiteles corintios que sustentan un entablamento y un chapitel. Este altar tuvo agrietamientos en la superficie de adosamiento con el muro testero donde se ubica.
El altar lateral, de tipo ciprés y mismo estilo que el anterior, se integra de un sotabanco, que sustenta un baldaquino con cuatro columnas estriadas, un entablamento de orden dórico y un remate en la cúpula. La afectación que presentó fue la separación con respecto al muro norte, el cual se encontraba adosado.