Hoy, puros grandes. Tres columnas abordan el ambiente conflictivo que vive el actual gobernador de Morelos, Graco Ramírez, con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). La primera, de Joaquín López Dóriga (Milenio), hace una comparación entre las vicisitudes por las cuales dos gobernadores del PRD están pasando: por un lado Graco Ramírez con la UAEM, y por el otro Silvano Aureoles, en Michoacán, con la CNTE y los normalistas. «Estamos, pues, ante dos conflictos diferentes, que no son nuevos, pero sí en otro tono de violencia que tienen a prueba a los dos últimos gobernadores del PRD, ambos, con aspiraciones presidenciales dentro su partido», concluye López Dóriga su texto. Por otro lado, Sergio Sarmiento (Reforma) hace un repaso más exhaustivo de los agentes que protagonizan el dilema de Morelos (más allá del mismo Graco, el activista Javier Sicilia y el rector de la universidad Alejandro Vera Jiménez). Supuestas mentiras, presupuestos evaporados y nuevas nóminas vertiginosas concentran el discurso. No obstante, al final el objetivo es claro: «Tumbar a Graco». Una tercera columna en otro periódico hegemónico llega a ser más ilustrativa si lo que se busca es esbozar un Graco Ramírez como candidato y otro, muy distinto, como gobernador. Con sus aspiraciones presidenciales esfumadas, el gobernador perredista —quien en algún momento fue vastamente querido— ahora batalla por permanecer en el poder tras enfrentar manifestaciones masivas desde el martes. Salvador García Soto (El Universal) nos cuenta los detalles.
Como tema totalmente ubicuo, comparece siempre la capital de la República. El uso de suelo, sobre todo en la Ciudad de México, es todo un tema. A diario se procuran construcciones de edificios y centros comerciales que ante el papel, eran imposibles en su determinada parcela. El fraude está a la orden del día y Carlos Elizondo Mayer-Serra (Excélsior), como habitante de la Miguel Hidalgo, nos cuenta su experiencia trabajando en esto con su jefa delegacional, Xóchitl Gálvez. «Delincuencia organizada en la Ciudad de México», intitula su columna.
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