Las caídas de los sistemas, parece ser el sino de Manuel Bartlett Díaz. Desde 1988 a la fecha, las interrupciones en las labores que desempeña han sido la constante de su carrera política. Sin embargo, su capacidad maromera le permite mantenerse vigente y hacer buenos negocios al amparo de los cargos que ha desempeñado.
La oscuridad en la que siempre se ha movido el hoy titular de la Comisión Federal de Electricidad, lo ha acompañado todo el tiempo. Siempre en las sombras, busca que otros asuman la responsabilidad que le corresponde, como hoy que se registra un apagón en varias regiones del país, pide al Cenace, Centro Nacional de Control de Energía, explicar las causas de la falla en el suministro de energía.
El año pasado, los apagones en la península de Yucatán tuvieron causas ajenas a la empresa paraestatal, según su versión. Y en las inundaciones de Tabasco, Chiapas y Veracruz, de hace unas semanas, se originaron a causa de errores de cálculo. Es decir, nunca se hace responsable de sus yerros.
A la sombra del PRI y ahora de Andrés Manuel López Obrador, el andar sigiloso de Bartlett Díaz no lo ha eximido de sospechas de varios capítulos poco claros en la historia del país. Su paso por las secretarías de Gobernación y de Educación Pública, el gobierno de Puebla, la senaduría y en la CFE siempre ha sido polémico y se le achacan varios difuntos en su andar por las grandes ligas de la política nacional.
Las muertes de varios periodistas cuando fue el responsable de la política interior, en particular la del columnista Manuel Buendía y la del agente de la DEA, Enrique Camarena, son algunos de los muchos capítulos nebulosos que ha dejado abiertos. Inclusive, algunos de sus correligionarios actuales sufrieron los embates barttlianos, cuando combatió al Consejo Estudiantil Universitario (CEU), siendo titular de la SEP.
Aun cuando el presidente López Obrador pregona a cada rato que ya se logró la separación del poder político del económico, gran parte de sus colaboradores cercanos son, al mismo tiempo, prominentes hombres de empresa que aprovechan su condición de servidores públicos para hacer negocios con el sector público que les dejan pingües ganancias.
Manuel Bartlett Díaz es uno de ellos, aun cuando la secretaria de la Función Pública lo haya exonerado. Él y su familia han acumulado bienes inmuebles y empresas; algunas de ellas tienen que ver con su actividad como director de la Comisión Federal de Electricidad, lo que implica conflicto de intereses.
Moverse en lo oscurito es una de las cualidades de Bartlett Díaz, para el que caídas, calladas y apagones le han servido para entablar vínculos no siempre claros con los hombres del poder. Hoy, en la 4T cuenta con el respaldo absoluto del jefe del ejecutivo federal, sin importar el desbalance en la interconexión política que no logra fundir su carrera.
Y a manera de premio, en este “Día de los Inocentes”, la Secretaría de la Función Pública informó que a la empresa de León Bartlett -hijo del director de la CFE- le fueron retiradas las inhabilitaciones para participar en concursos con el gobierno federal, después de que se descubriera que pretendió vender ventiladores al Seguro Social con un sobreprecio.
Como se ve, la familia Bartlett seguirá brillando en la 4T, sin riesgo de que sus negocios se caigan, apaguen o se fundan.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado un plazo de cuatro años y ha instruido al Conacyt para que lleve a cabo la investigación que nos permita sustituir al glifosato como herbicida en la producción de productos básicos, porque no tenemos un compuesto que lo supere en tres aspectos: salud humana, protección al medio ambiente y productividad, afirmó el secretario de Agricultura Víctor Villalobos Arámbula. Otro revés a la 4T.