“Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira”, reza el refrán popular al que hoy los dirigentes partidistas y los gobernantes se aferran para explicarse los cómos y los por qué de no haber alcanzado las victorias esperadas.
Del ábaco a las matemáticas cuánticas, son los instrumentos primordiales usados por ellos, hacen cuentas –sumas, restas, divisiones y porcentajes- para tratar de explicar a sus respectivas huestes cómo ganando perdieron, o la inversa.
Con las cifras hasta el momento registradas en el Programa de Resultados Electorales preliminares (PREP), todos los partidos políticos buscan presentar su mejor ángulo, a fin de hacer ver como triunfo lo alcanzado en las urnas este 6 de junio, relativizando los números.
La principal paradoja se presenta en Morena, donde si bien se alzó con la victoria en alrededor de una decena de entidades federativas, los votos a su favor no le alcanzaron para ratificar su mayoría calificada, además de haber perdido más de la mitad de la Ciudad de México, su principal bastión, así como municipios importantes del Valle de México.
En números absolutos, Morena perdió en la elección federal cerca de 14 millones de votos, al pasar de 30 millones en 2018, a poco más de 16 millones en 2021, lo cual da cuenta de la percepción ciudadana respeto de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Una pérdida de sufragios de esta magnitud, en tan sólo tres años, es producto del “desencanto social” con el proyecto transformador lopezobradoriano, sobre todo por su incapacidad manifiesta para atender debidamente las crisis económica, de salud y de seguridad.
En ese sentido debe otorgarse la razón al primer mandatario cuando reitera su reconocimiento a la sabiduría popular, la cual se hizo sentir en las urnas, demostrando con ello que, efectivamente, no se deja engañar por la verborrea de quienes quieren venderles cuentas de vidrio como si fueran oro o diamantes.
El Partido Revolucionario Institucional es otro al que las preferencias electorales tampoco le deben resultar gratas, pues si bien aumentó el número de diputaciones, dejará varias gubernaturas en manos extrañas. Y de confirmarse las tendencias, habría perdido la joya de la corona, Campeche que, se suponía tenía segura, por ser el estado de su líder nacional, Alejandro Moreno.
La tradición establecía que el PRI contaba con la mayor militancia y la más completa estructura partidista. Sin embargo, su pasado lo sigue condenando, a lo cual debe sumarse la grisura de su dirigencia nacional y haber hecho de lado –una vez más- a su militancia al momento de asignar candidaturas.
Los partidos Acción Nacional, Verde Ecologista y Movimiento Ciudadano, sin obtener grandes números, pueden sentirse satisfechos de los resultados obnidos. Y sin duda, tendrán un papel preponderante en la siguiente legislatura, donde sus votos serán definitivos y definitorios.
Todo indica que los partidos del Trabajo y de la Revolución Democrática conservarán su registro. Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México cumplieron su papel de relleno y, una vez cubierta su misión, habrán de extinguirse.
Cada una de las sedes partidarias se ha convertido, en estos momentos, en Casas de los Espejos donde sus dirigentes buscan con ahínco aquel reflejante engañoso que los haga verse fortachones y no con las adiposidades en las que se han convertido.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (JUFED) llamó a la Suprema Corte a invalidar la ampliación de mandato del ministro presidente, Arturo Zaldívar y los consejeros de la Judicatura Federal. Para esta asociación, el artículo en el que se amplían los periodos de dichos cargos es “un acto de injerencia de un poder a otro”.
@Edumermo