A un año de una de las peores tragedias que ha visto nuestra Ciudad, como lo fue la caída de la línea 12 del Metro, entre las estaciones Tezonco y Los Olivos, los resultados hablan por sí solos: no hay ni responsables sancionados, ni tampoco hay metro. Lo que sí hubo, fueron centenares de personas lesionadas; lo que sí hay, son 26 familias destruidas porque algún familiar no pudo regresar a casa aquella noche de mayo de hace un año, pues la negligencia y la corrupción de un gobierno, acabó con la vida de su hermano, esposa, padre, o hija.
Y aunque parecería un discurso bien construido y aprendido, hablar de la negligencia y corrupción de este gobierno, es hablar de cifras y datos reales, con nombre y apellido. Mexicanos contra la Corrupción recientemente reveló que, en el registro de bitácoras de la obra de construcción de la Línea 12 en los años 2008-2012, se dejaron plasmadas alertas de omisiones e irregularidades en tramos al frente de Grupo Carso, como la subcontratación de empresas sin las certificaciones requeridas, falta de varillas en cabezales, inconsistencias en fabricación de trabes y pernos faltantes en estructuras; anomalías todas, que fueron advertidas incluso por la empresa supervisora de la obra, 1 año con 9 meses previo a su inauguración.
La línea 12 es la muestra clara de la forma de gobernar de una izquierda sin principios, sin valores, pero sobretodo, sin conciencia. Increíble que en 50 años, ningún metro se le haya caído a quienes llaman “neoliberales o fifís”, pero que en menos de 10 años, su única línea construída haya matado a 26 personas.
Y lo único que hizo este gobierno fue darles 1 millón de pesos.
¿Alguien aceptaría eso por la vida de su familiar?