Rebasado por la realidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador prefiere andar “chapo…teando” entre los miasmas de sus frustrantes políticas en materia de salud, economía y seguridad, las cuales se han traducido en una profundización de la desigualdad dejada por los gobiernos anteriores.
Por eso, a dos años de haber firmado ante notario público que no se reelegirá, festejará tan memorable acontecimiento, yendo a Badiraguato, por tercera ocasión, a pesar de no ser uno de los poblados más pobres de México, para supervisar los avances de un camino que, por su importancia, reclamaba su presencia.
Aun cuando no se menciona en la agenda de trabajo del primer mandatario, es probable que aproveche su estancia por esos lares para entregar apoyos del programa “Sembrando vida”, a los habitantes del núcleo donde surgieron los narcotraficantes más populares del país.
Y no se piense que es burla, de acuerdo con datos oficiales, en algunas regiones del país, entre los beneficiarios de dicho programa, se encuentran varios miembros del crimen organizado.
Con suerte, tal vez se encuentre a algún miembro de la familia Guzmán Loera, dado que la posibilidad de un nuevo encuentro con la mamá de “El Chapo”, doña Consuelo, prácticamente está descartado, pues se supo del contagio de Covid que padece, pero no pierde la esperanza.
Mientras tanto, en los asuntos que realmente importan, López Obrador ha convertido la administración pública en un auténtico “chapo…teadero”, donde toma decisiones sin orden ni concierto, las responsabilidades se difuminan, porque encarga tareas a ciertas dependencias que son responsabilidad de otras.
El rotundo fracaso en la adquisición de medicamentos por parte de la Secretaría de Salud y el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), en conjunto con una oficina de la Organización de las Naciones Unidas, lo obligó a determinar que en lo sucesivo sea la Secretaría de la Función Pública, la responsable de todas las compras públicas.
Originalmente, esta función se le había asignado a la entonces subsecretaria de Hacienda y hoy titular del SAT, Raquel Buenrostro, para obtener ahorros y evitar la corrupción. Pero si más de cuatro quintas partes de las adquisiciones se hacen por asignación directa, resulta difícil creer que se han logrado obtener las mejores condiciones.
Así, la Función Pública será juez y parte de las compras públicas, con lo cual se deja de lado la transparencia y privaría la opacidad en estas operaciones.
En su mundo de contradicciones, por un lado, López Obrador promueve hasta el cansancio la consulta pública, lo que denomina la democracia participativa, para enjuiciar a actores políticos del pasado, por el otro asegura que “no me importa que la mayoría” este pensando en no regresar a clases presenciales, ante el aumento de contagios y decesos en los días recientes, que ya se registran también entre niños y adolescentes, a los que no quiere vacunar, para no gastar recursos.
Es obvio que López Obrador es feliz y se siente en su elemento al estar “Chapo…teando”, pues los grupos criminales se “portaron bien” en la pasada jornada electoral; los bancos aumentaron sus ganancias en más de 35 por ciento en el primer semestre de este año, mientras el 90 por ciento de los hogares resintió pérdida en sus ingresos.
Al paso que va, no debe extrañar si, las aguas turbias que ya se observan en el chapoteadero terminan por convertirse en pantano, por tanta sangre derramada y los cientos de miles de muertos que se le van acumulando.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La Secretaría de Hacienda ajustó a 6% su pronóstico de crecimiento para 2021, cuando en mayo lo ubicaba en 6.5%. El nuevo estimado es superior al 5.3% proyectado en los Precriterios Generales de Política Económica, en marzo pasado. Existe la posibilidad de que la tercera ola de Covid impacte negativamente el Producto Interno Bruto en la segunda mitad del año.
@Edumermo