A confesión de parte, relevo de pruebas, reza el axioma jurídico. La declaración del presidente sin nombre y sin gracia aceptando abiertamente que su gobierno también se preocupa y ocupa de cuidar a los integrantes de bandas, a miembros del crimen organizado, se ubica en ese tenor.
Esta especie de mea culpa la hizo la hizo en relación con el video donde se ve a un convoy del ejército mexicano perseguido por presuntos elementos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán que para un buen número de mexicanos, más que tratarse de una humillación a las fuerzas armadas es muestra de la gran debilidad u omisión del gobierno para enfrentar a la delincuencia.
Para justificar el comportamiento de los elementos castrenses, señaló que actuaron con responsabilidad y se evitó un enfrentamiento que pudo dejar muchos muertos, incluidos civiles. El mismo argumento cuando dejó en libertad a Ovidio Guzmán hace casi dos años, en Culiacán, Sinaloa.
Narrativa poco convincente, si se asocia con la afirmación del propio mandatario sin gracia, cuando se vanagloriaba de que los malandrines se hubiesen portado bien en el pasado proceso electoral de 2021, donde “persuadieron” a candidatos de oposición y votantes para facilitar el triunfo de Morena en ciertas regiones.
Es decir, estamos frente a evidencias que hablarían de la existencia de acuerdos entre algunas agrupaciones de delincuentes y las principales autoridades, tanto a nivel nacional como estatal y municipal. Lazos irrompibles en los cuales se anuda lo que podríamos denominar “la mafia del poder cuatroteísta”.
También explicaría el trasfondo de la política de “abrazo, no balazos”, como elemento central del cuidado a los delincuentes que, a decir verdad, no es generalizado, pues sólo se le otorga a ciertos grupos y en ciertas zonas del territorio nacional, en especial a los que operan en la costa del Pacífico.
Según el presidente sin gracia, su gobierno cambió, pues ahora las fuerzas armadas cuentan con una formación para evitar los enfrentamientos y que se use más la inteligencia que la fuerza”, aunque cuando se trata de simples ciudadanos, siguen los abusos y los asesinatos.
En cambio, con los integrantes del crimen organizado, la instrucción presidencial pasó del mátalos en caliente al cuídalos en caliente y mucho, porque son activistas y promotores del voto en favor del partido guinda, tal y como ocurre por estas fechas en Tamaulipas y en Hidalgo, en donde los momios no son tan halagüeños para el partido en el poder.
Por ello no debe causar extrañeza que las luchas intestinas en la delincuencia organizada, la pública y la privada, puedan derivar en exhibiciones de intercambios epistolares -en sobres amarillos- entre grupos de delincuentes y la clase gobernante, de forma similar a la carta que escribió al mandatario sin nombre la mamá del Chapo Guzman, doña María Consuelo, y que éste aceptó públicamente haber recibido.
En tanto, los mexicanos seremos testigos del intercambio de favores; de la parte oficial, cuidados y, de ser necesario, algo de protección; del bando del crimen organizado, buen comportamiento y activismo electoral.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El jefe de la diplomacia estadounidense para las Américas, Brian Nichols, recordó que para Estados Unidos, anfitrión de la Novena Cumbre de las Américas en junio, el respeto a la democracia es “condición” para participar en la cita.
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