- «Osorio, el hombre fuerte; ¿candidato presidencial?»,Ricardo Alemán. Milenio, 08 de septiembre de 2016
La renuncia de Luis Videgaray, responde a la necesidad de reivindicar la imagen presidencial tras el affaire Trump, asegura Alemán. La salida del secretario, sin embargo, no sólo ha generado especulación sobre la motivación del mismo, también sobre el nuevo equilibrio de poder en el gabinete de cara a la sucesión presidencial. La ausencia de Videgaray como «hombre fuerte» de Peña Nieto consolida a Osorio Chong como el nuevo candidato a ocupar dicha posición y también como candidato puntero del partido en 2018.
- «¿Qué hacemos sin primer ministro?», Jorge G. Castañeda. Milenio, 08 de septiembre de 2016
Con los cambios realizados en el gabinete presidencial, el presidente ha eliminado a dos cartas de su partido para la elección de 2018. A Luis Videgaray a quien ahora se especula podría ir al BID o a la gubernatura del Estado de México y a Meade porque sería inconcebible que se le pidiera desatender sus obligaciones en Hacienda para contender. Con estos movimientos, considera Castañeda, Osorio Chong queda en una posición invencible para la contienda electoral de 2018. La gran pregunta entonces es: ¿quién ayudará a Peña a gobernar ahora que no está Videgaray y cuando Chong esté en campaña?
- «Nicolás y Juanga», Sergio Sarmiento. Reforma, 05 de septiembre de 2016
Sergio Sarmiento relata paso a paso las eventualidades, sus reacciones y conjuras que llevaron a la renuncia de Nicolás Alvarado en la dirección de TV UNAM. Un epígrafe delata su postura: «¿No creen ustedes en el derecho a escribir, ironizar y disentir?». Una columna que resalta la importancia de defender la libertad de expresión, la tolerancia y evitar promover la censura.
- «Ecos de una diatriba», Jesús Silva-Herzog. Reforma, 07 de septiembre de 2016
«No acompañaba a los dolientes, no se unía al coro, no se fundía en la emoción colectiva: ejercía su derecho a discrepar», espeta Silva-Herzog en torno al caso de Nicolás Alvarado y la disculpa pública que ofreció por lo «inoportuno» de su texto. Una columna que defiende la libertad de expresión, intuye los peligros de la unanimidad y, sobre todo, lamenta la mala lectura que los «inquisidores» de Nicolás hicieron en su texto. «Quien fastidia al coro nunca debe esperar su aplauso», concluye.
- «Las izquierdas y los cantantes populares», Guillermo Sheridan. Letras Libres, 05 de septiembre de 2016
Guillermo Sheridan recuerda en una sucinta pero agradable columna el repudio que las izquierdas del siglo pasado tenían por lo popular, particularmente el arte popular. Asociaciones a la controversia de Nicolás Alvarado y el eco de todas las voces que se manifestaron con la muerte de Juan Gabriel sobrevuelan las letras de Sheridan.
- «Deterioro Cognitivo», Javier Marías. El País Semanal, 04 de septiembre de 2016
Javier Marías repara en las prácticas intolerantes de la crítica. Con una escritura sólida y una idea atinada, da muestra de cómo un prestigioso crítico y unas feministas deturpan la libertad de expresión y el respeto democrático a la discrepancia. Una muy disfrutable reivindicación de la transigencia.
- «¿Estocada al caso Ayotzinapa?», Jorge Fernández Menéndez. Excélsior, 06 de septiembre de 2016
Sidronio Casarrubias, líder del cártel de los Guerreros Unidos y autor intelectual del secuestro y asesinato de los jóvenes de Ayotzinapa, podría quedar en libertad. El articulista nos ayuda a hacer memoria del caso con nombres, situaciones y evidencia contundente. Además, devela una ironía alarmante: cómo es que los afectados directamente por el caso –los padres– son quienes podrían contribuir a que Sidronio y los verdaderos culpables salgan.
- «Antes de ser asesinada, Mónica Madrigal buscaba una entrevista con Ruiz Esparza», Héctor de Mauleón. El Universal, 07 de septiembre de 2016
En una primera columna el 31 de agosto, de Mauleón relató la historia de esta mujer que concluyó con su asesinato a sangre fría, un disparo en la nuca. ¿Contexto? Todo estriba en una denuncia que Madrigal hizo hacia la supuesta actividad turbia en una de las direcciones generales de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT). Tras asesinarla en su despacho, los «ladrones» dejaron tras de sí alhajas; curiosamente sólo les interesaba su computadora. ¿Qué sabía Mónica Madrigal?
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