La proverbial falta de “timing” del presidente Andrés Manuel López Obrador quedó una vez más de manifiesto. Aprovechar la conmemoración del inicio del movimiento de independencia de nuestro país, para reprochar a Estados Unidos por el bloqueo a Cuba, constituye una absoluta falta de respeto.
Es obvio que la diplomacia no es el fuerte del mandatario mexicano, que dos días antes recibió en Palacio Nacional las cartas credenciales del embajador de EEUU, Ken Salazar, a quien quiere embarcar en dos de sus programas sociales, a los que el gobierno norteamericano le son indiferentes.
Con la declaración este jueves en favor de Cuba, en presencia del presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel, es casi seguro que los tratos mexicano-estadounidenses se llevarán a cabo sin sembrar vida ni construir un futuro inmejorable.
La propia felicitación del presidente Joe Biden por el aniversario de la gesta independentista de México, pone en su verdadera dimensión los términos de los vínculos futuros con nuestro país.
Si bien reconoce que México es un socio apreciado y con quien se puede cooperar para abordar los retos conjuntos, el mandatario estadounidense precisa las prioridades de su país, a saber: el Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá, o T-MEC; el fenómeno de la migración en la frontera; y las crisis en materia de salud y económica a raíz de la pandemia de la COVID-19.
Como siempre, Estados Unidos privilegia el pragmatismo comercial. En cambio México, en los tiempos del cuatroteísmo, le da por la ensoñación discursiva y justiciera, que más temprano que tarde se traducirá en pérdidas económicas y políticas.
“Espero seguir avanzando en estos logros el próximo año al igual que seguir reforzando nuestra resiliencia de cara a los retos globales”, precisa el presidente Biden, al reiterar su seguridad de que “a través de nuestra estrecha asociación y cooperación, podremos avanzar en materia de seguridad y prosperidad en nuestra región”.
Con elegancia, el mandatario norteamericano minimiza las pretensiones obradorianas de llevar sus programas sociales Centroamérica y, en cambio, centra la agenda en los tres temas mencionados: T-MEC, migración y coronavirus.
Pero no sólo eso, también el presidente Biden da a conocer que México se mantiene como uno de los países principales de producción o tránsito de drogas ilícitas.
En un comunicado, citó a México, Afganistán, Bahamas, Belice, Birmania, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, Nicaragua, Paquistán, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela.
Al igual que hace un año hiciera Donald Trump, Biden aclaró en el comunicado que la presencia de un país en esta lista, relativa al año fiscal 2021, “no es un reflejo de los esfuerzos antinarcóticos de su gobierno o del nivel de cooperación con Estados Unidos”.
En suma, con diplomacia pero con firmeza, para el mandatario norteamericano, en la relación con México no hay lugar para agendas alternas y los discursos de López Obrador son palabras que se lleva el viento.
Si México quiere aprovechar las ventajas de su vecindad con Estados Unidos debe demostrar, con hechos, ese interés. Así de sencillo y complejo.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El gobernador electo de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda indicó que Carlos Rodríguez, director de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), en el Puente Hidalgo-Reynosa, autorizó que se inocule a menores que acompañen a sus padres, como parte del Programa de Vacunación Transfronteriza. ¿Le quita responsabilidad al gobierno federal?